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Shadow Arendelle
La noche estaba yendo de maravilla, ella me contaba algunas cosas de su vida en la isla y yo simplemente me tomaba el tiempo de escuchar cada una de sus palabras.
Era gracioso ver cómo arrugaba su nariz cada vez que le restaba importancia a algún tema, o como sonreía de lado cuando me decía que dejara de verla tan fijo.
-¿Qué hay de tí? -desliza la lengua sobre sus labios.
-¿De... De mí? 
-Me aburrí de hablar solamente yo.
-Oh, bueno -limpio mi boca con una servilleta-. No soy una persona a la que se puede tratar cómo quieras, no suelo dejar que nadie se meta en mi ser desde que mi hermano... Murió.
-¿Tuviste un hermano?
-Ángel, si. 
-Tenía un lindo nombre.
-Gracias, era un buen niño.
Si que lo era.
-¿Por qué falleció?
-Yo... -las lágrimas se comenzaron a acumular en mis ojos por lo que sacudo levemente mi cabeza-. Hubo un accidente y murió.
-Entiendo -se acomodó en la silla-. ¿Y que hay de tus padres?
-No tengo ni la más remota idea de quién es mi padre -paso mi mano por mis ojos-. Y con mi madre es un caso complicado, siempre encuentra un motivo para discutir.
-Parece que tenemos ciertas cosas en común... -susurra con una sonrisa confortante.
-Eso parece -sonrío y veo que ambas terminamos de comer-. ¿Quieres postre?
-¿Postre?¿Qué me ofreces?
Mi cuerpo entero.
-Helado.
-¿Helado?¿Sabes hacer helado con las manos?
-No, pero sé hacer otras cosas con los dedos -me levanto y me coloco detrás suyo.
-¿Qué...? -en cuánto dejo descansar mis manos en sus hombros, ella se pone tensa.
Me acerco a su oído y susurro-. Relájate -comienzo a hacerle masajes y ella suelta pequeños ruidos de satisfacción por lo que continúo.
-Esto se siente tan bien...
-Es lo menos que mereces -lentamente deslizo mi mano a su cuello y la subo hacia su mandíbula alzando su rostro.
Ella tenía su rostro mirando hacia arriba mientras que yo miraba hacia abajo, adoraba sus ojos verdes y la forma en que se estaba mordiendo el labio.
-¿Qué tienes en mente? -susurra al verme pensativa.
-¿Puedo...? -carraspeo nerviosa.
-¿Puedes qué? 
Ella sabía lo que quería.
-Besarte... -digo inaudible.
-Dilo alto -sentenció.
-¿Puedo besarte? -dejo una caricia inconsciente en su cuello y siento como éste vibra ante el gruñido que escapa de sus labios.
-Hazlo.
Sonrío y lentamente me acerco a sus labios, presiono los míos con los suyos y suelto un suspiro de satisfacción. 
Al fin.
Con un dedo separo levemente sus labios y ahí comienza el beso al estilo Spiderman y MJ. Me muevo y hago que se levante para yo sentarme en la silla y colocarla a ella encima de mis piernas. Mis manos quedaron en su cintura y no se movieron de ahí, no iba a hacer nada irrespetuoso con ella.