Los días se habían convertido en semanas, y la espera de que algún alto mando viniera por nosotros, se había vuelto insostenible. ¿Las personas que escuchamos por la radio? pues, nunca volvieron a emitir. La resistencia que habíamos formado bajo tierra había crecido considerablemente. Lo que una vez fue un pequeño grupo de vecinos ahora se había convertido en una comunidad de cientos, todos intentando adaptarse a esta nueva realidad. La supervivencia nos había unido, y aunque la vida en el refugio era dura, la camaradería y la esperanza nos mantenían a flote. Habíamos abierto otras habitaciones a la fuerza, máximo 15. Sin contar un área de geografía donde encontramos mapas y indicaciones de lugares en algunos puntos de la ciudad. Ese pequeño avance nos lleno de alegría.
Sin embargo, esto causó una imperiosa necesidad de salir al exterior. La resistencia había logrado establecer una red de suministros básicos, pero los recursos eran limitados. La espera de ayuda o de una mejora en la situación parecía interminable, y la realidad era que debíamos buscar más provisiones para mantenernos. La superficie se había convertido en un lugar lleno de peligros, y la idea de salir a buscar lo que necesitábamos era aterradora, pero necesaria.
Era el día en que decidimos salir. Habíamos planeado esta misión durante semanas, y todos sabíamos que no sería fácil. Junto a mí estaban cuatro jóvenes que se habían vuelto de confianza: James, Sarah, Eli y Mica. Cada uno de ellos tenía habilidades específicas que serían cruciales para nuestra exploración. James, con su experiencia en seguridad y manejo de armas, sería nuestro líder en el campo. Sarah era experta en tecnología y comunicaciones. Eli tenía habilidades en mecánica y reparación, mientras que Mica era nuestra especialista en medicina y primeros auxilios, me recordaba tanto a Milena, que había empezado la carrera hace unas pocas semanas.... Yo pues, supongo que el hecho de que la confianza de todos recayera en mí, contaba. El caso es que, juntos, éramos un equipo bien equilibrado.
La salida del bunker fue un proceso meticuloso. Habíamos reforzado las entradas y salidas para minimizar el riesgo de ser detectados por los invasores. Barniz estaba de guardia y junto a Rayan nos despidió. A medida que ascendíamos a la superficie, el aire fresco era una mezcla de alivio y terror. La ciudad había cambiado drásticamente desde la última vez que la habíamos visto. Los edificios estaban casi en ruinas, las calles estaban desiertas (era obvio) y el silencio era abrumador. Era como si el mundo hubiera sido arrasado por una fuerza indescriptible.
-¿Estás listo, Spencer? -preguntó James mientras nos preparábamos para avanzar.
-Lo estoy. Necesitamos encontrar ese arsenal y regresar lo más rápido posible. -Respondí con firmeza.
El primer objetivo era llegar al arsenal de la ciudad, un lugar que esperábamos estuviera aún intacto. La ruta era peligrosa y requería extrema precaución. Cada sonido, cada sombra, podía ser una amenaza. Nos movíamos con cuidado, evitando las áreas más expuestas y manteniéndonos en las zonas más protegidas que pudimos encontrar. El segundo, comida, medicina y algún qué otro dispositivo en servicio.
A medida que nos acercábamos al arsenal, la ciudad se tornaba más desolada. Las calles estaban cubiertas de escombros y el ambiente estaba cargado de una tensión palpable. El miedo a los invasores era constante, pero también lo era el deseo de encontrar las armas que necesitábamos. Nos habíamos preparado para esto, pero la realidad de la superficie era mucho más aterradora de lo que imaginábamos. Queríamos salir a confirmar que no todo el mundo se había caído, pero ¿sin armas? (Por no mencionar, los cuchillos y machetes).
Llegamos al arsenal después de una larga y agotadora caminata. La entrada estaba bloqueada por escombros, pero Eli, con su habilidad en mecánica, logró despejar el camino sacando unos tornillos. Una vez dentro, la escena era desoladora. Las estanterías estaban vacías, y los equipos estaban en un estado de deterioro no tan avanzado. Pero entre el desorden, encontramos algunos suministros útiles: dos armas a larga distancia y una cercana, municiones y equipo de protección. No era mucho, pero era suficiente para nuestras necesidades inmediatas.
-Esto no es lo que esperábamos -dijo Sarah, revisando los pocos dispositivos electrónicos que habíamos encontrado-. Pero es mejor que nada. Quizás con esto pueda anclarse a una red que nos devuelva la señal, por momentos-, sus ojos brillaban-.
-Sí, nos llevaremos todo lo que podamos -respondió James-. No sabemos cuándo volveremos a tener otra oportunidad.
Mientras llenábamos nuestras mochilas con los suministros, el ambiente se volvió más inquietante. La sensación de que estábamos siendo observados era constante, y cada sonido que escuchábamos era motivo de alerta. No había forma de saber si los invasores estaban cerca, pero nuestra intuición nos decía que debíamos apresurarnos.
Salimos del arsenal con lo que pudimos encontrar y comenzamos nuestro regreso al bunker. El camino de vuelta era tan peligroso como el de ida, y el tiempo se estaba agotando. La tensión aumentaba a medida que nos acercábamos a la zona de nuestra entrada. El silencio en la ciudad era inquietante, y la sensación de peligro era constante. Nos movíamos con rapidez, pero también con cautela, tratando de mantenernos fuera de la vista y evitar cualquier confrontación con los invasores.
A medio camino de regreso, el sonido de pasos apresurados nos hizo detenernos. Nos escondimos rápidamente detrás de un grupo de escombros, conteniendo la respiración. Un grupo de invasores estaba cerca, haciendo gestos de ¿patrullar las calles? imposible. Sus figuras eran grotescas y distorsionadas, y sus movimientos eran erráticos y aterradores. Afortunadamente, no nos detectaron, pero el miedo a ser descubiertos estaba intacto. Me esforcé en analizarlos, buscaban algo ¿a nosotros?
Mica comenzó a temblar y sus dientes chocaban a tal punto de ser audibles, Eli le tapo la boca con fuerza en un acto de hacerla callar. Mientras que Sarah le sujetaba las manos para calmarla.
Finalmente se fueron, llegamos de regreso a nuestro refugio, exhaustos pero aliviados. Los miembros de la resistencia nos recibieron con una mezcla de preocupación y alivio. Habíamos traído las armas y suministros que necesitábamos, pero el peligro que enfrentamos sería recordatorio de la nueva realidad en la que vivíamos.
-Bien hecho, todos -dije emocionado mientras descargábamos las provisiones-. Sabíamos que esto no sería fácil, pero hemos hecho un gran trabajo.
James, Sarah, Eli y Mica asintieron con la cabeza, compartiendo un sentimiento de logro y agotamiento. La vida en la superficie era dura, pero habíamos logrado regresar con los recursos que necesitábamos había sido ¿fácil? quizás. La esperanza de que nuestra resistencia pudiera sobrevivir un poco más se mantenía viva, aunque el futuro seguía siendo incierto.
La invasión era una gran amenaza, pero nuestra voluntad de sobrevivir y adaptarnos era igual de fuerte. El mundo había cambiado, pero nosotros también habíamos cambiado. La lucha por la supervivencia era nuestra nueva realidad, y estábamos listos para enfrentar cualquier desafío que viniera.
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INVASORES: EL PRINCIPIO DEL FIN
Science FictionVivíamos en un mundo roto, inundado por la corrupción, el robo, el mercado negro, la prostitución, y la violencia desenfrenada. Lo veíamos a diario en las noticias, como si fuera algo normal. Pero todo eso cambió de golpe. El 30 de abril de 2017, lo...