Capítulo 2

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Un mes despues...

La alarma del celular resonó en la habitación, rompiendo el silencio matutino. Otra vez había llegado el momento de levantarme, de enfrentar un nuevo día en la escuela de diseño después de las largas vacaciones de verano. Ya hacía dos años que había comenzado mi travesía en el mundo del arte y diseño, y aunque a veces resultaba abrumador, me encantaba lo que hacía.

Tenía dos amigos muy importantes en mi vida. Laura Smith, mi mejor amiga, a quien conocí el primer día en la escuela de diseño. Desde entonces, ha sido imposible separarnos. Laura tiene esa energía contagiosa y una habilidad única para hablar sin parar, casi como si no necesitara respirar entre palabras. Luego estaba Thomas Clark, mi mejor amigo desde que éramos niños. Solíamos ser inseparables, viviendo apenas a tres casas de distancia. Pero las cosas cambiaron cuando su padre aceptó una nueva oferta de trabajo y se mudaron al otro lado de la ciudad. Ahora, nuestros encuentros fuera de la escuela son escasos, y a veces siento que es en los pasillos y aulas donde nuestra amistad recupera vida.

Miré el reloj y sentí un nudo en el estómago. Solo me quedaban diez minutos para alistarme. ¡No puede ser! Aún no estaba lista, y Laura podía llegar en cualquier momento. Sin pensarlo dos veces, me metí a la ducha, dejando que el agua fría me despertara de golpe. Coloqué mi cabellera bajo el chorro fuerte, tratando de ahorrar tiempo mientras frotaba frenéticamente mi cabello con shampoo. No podía saltarme mi rutina de cuidado de la piel, así que, con manos torpes, intenté tomar el frasco de exfoliante para piel sensible, pero resbaló de mis dedos y, en un segundo, todo el contenido se derramó en la tina. No lo podía creer, realmente hoy me había levantado con el pie izquierdo.

Intenté sacudir el mal rato y me concentré en enjuagarme el cabello, aunque la frustración por haber perdido mi producto favorito seguía rondando en mi cabeza. Salí de la ducha y volví a mirar el reloj. Solo cinco minutos. Joder, Laura ya debía estar por llegar. Abrí la cómoda y saqué lo primero que encontré: un pantalón suelto floreado y una camiseta negra ajustada. Me vestí rápidamente, pero la ropa se pegaba a mi piel húmeda, haciendo que todo fuera aún más difícil. Definitivamente, hoy era un martes 13.

Con todo el esfuerzo del mundo, me coloqué la ropa lo mejor que pude y corrí al tocador. Mi cabello seguía completamente mojado, así que lo peiné rápidamente y lo até en una coleta alta. Sin tiempo que perder, agarré mis sombras del pequeño cajón y, prácticamente, las lancé en mis párpados.

Con la prisa apremiándome, usé mi labial también como rubor, sin darme tiempo de buscar mi maquillaje en el bolso de mi mamá. Se lo había prestado el día anterior para una reunión de trabajo con papá, y ahora lo lamentaba. Apenas terminé de maquillarme, escuché el sonido del claxon afuera. Laura ya estaba aquí. Me miré en el espejo, mi cabello aún húmedo en la coleta alta, la ropa pegándose incómodamente a mi piel, y el maquillaje hecho en un parpadeo. Suspiré, resignada a que hoy no sería mi mejor día, y corrió hacia la puerta, esperando que el resto del día fuera un poco más amable conmigo.

Bajé las escaleras casi tropezando, con el corazón latiendo a mil por hora, y agarré mi mochila color café claro antes de abrir la puerta.

—¡Laura! —grité al abrir la puerta, esforzándome por inyectar un poco de alegría en mi voz, aunque por dentro me sentía agotada.

Ahí estaba ella, esperándome como siempre, impecable. Su piel color caramelo resplandecía bajo el sol, y su cabello castaño caía en ondas perfectas sobre sus hombros. Laura siempre se encargaba de verse espectacular, como si cada día fuera un desfile de moda. Y hoy no era la excepción. A su lado, me sentía aún más desaliñada.

—¿Pero qué te ha pasado, niña? —preguntó Laura, sus ojos recorriéndome de arriba abajo mientras me daba un beso en la mejilla—. ¡Pareces que acabas de escapar de un tornado o algo así! Y no me digas que es solo la prisa, porque te conozco, estás más agitada de lo normal.

El arranca corazones(Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora