Un debate, un poema y el momento de hablar ha llegado.

1.3K 189 13
                                    

Troya

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Troya.
Siglo VIII A.C.

—¡Tu ambición le traerá la ruina a este reino!

—¡No te atreves a alzarme voz!

—¡Tienes que escucharme Casandra!—Puso sus manos en los hombros de la pelirroja—¡Olvida tus deseos si no eres capaz de pagar el precio para cumplirlos!

—¡Hablas como si tu no fueras capaz de hacer lo mismo!

—¡Princesa Casandra aprenda a controlar sus palabras o sera retirada de esta habitación al instante! ¡Recuerde que esta hablando con la heredera de este reino!

La pelirroja retrocedió herida mirando a su hermana menor con dolor, Alice puso una mascara de frialdad en su rostro, ocultando su propio dolor.

Alzo su dedo señalando a Casandra.

—Escucha mis palabras, y vas a escucharlas bien. Si haces ese trato con el Dios Apolo, serás castigada.

—¿Por que me haces esto?

—Porque no estas capacitada para tomar tales responsabilidades y te has envenenado la cabeza. ¿Como te atreves a ofrecer tu cuerpo a cambio de un don?

—¡Estas resentida porque no eres tu quien el ha elegido!

—¡Estoy resentida porque estoy rodeada de idiotas! ¡Paris ha vuelto a Troya con una extraña mujer! ¡Y tu te ofreces a los Dioses como una prostituta!

—¡Es un don que nos ayudará! ¡No me importa entregar mi cuerpo a cambio de salvarnos!

—¡Estas actuando como una vil ramera!

La cachetada resonó en toda la sala, Alice puso su mano en su mejilla mirando a su hermana mayor. Quien abrió su boca sorprendida.

Casandra intento acercarse a su hermana pero esta se alejo de ella y puso su espalda recta, la mirada en los ojos de Alice causo escalofríos en Casandra.

Era como ver los ojos del mismo diablo.

Alice agarro con brusquedad la mandíbula de su hermana apretándola con fuerza.

—No solo estas desobedeciendo las ordenes—Susurro Alice—Estas yendo en contra de lo ya escrito, y cuando termines siendo maldecida por tu insolencia, no esperes que alguien te salve Cas. Porque el castigo de los Dioses te acabará.

Casandra lucho débilmente contra las manos de su hermana pero no logro zafare.

Y para su suerte Hector entro a la sala, al notar el estado de sus hermanas, intervino alejando a la menor de Casandra.

𝐋𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐨𝐟 𝐎𝐥𝐲𝐦𝐩𝐮𝐬|𝒜𝓅𝑜𝓁𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora