Hellen
—¡¿Volviste a verte con Laurent?! —me preguntaron Jona y Elina casi al unísono. Estábamos reunidos en la cafetería de la universidad. Esta vez no quisimos ir al área verde del campus porque hacía frío y los tres queríamos un café.
—¡Él llegó de causalidad a la heladería! —aclaré—. No nos pusimos de acuerdo en ningún momento.
—¿Y qué más pasó? —me preguntó Jona, que le echó dos bolsitas de azúcar a su café.
—Hablamos de muchas cosas —le respondí, bajando la mirada con una sonrisa—. Y lo más bonito fue que se sintió como la primera vez que fuimos a la heladería. Nada ha cambiado entre nosotros.
—Caíste de nuevo... —Elina me miró con cara de disgusto.
—Pues sí —admití—. Si te dijera que no, te estaría mintiendo de forma descarada.
—No pongas esa cara —le pidió Jona a Elina—. No creo que sea tan malo que se hayan vuelto a hablar.
—Es que Laurent no me da buena espina —dijo Elina, dirigiéndose más a mí que a Jona—. Quiero decir, él no me cae mal, pero, en el aspecto amoroso, sabiendo que lo último que te dijo fue que no estaba preparado, siento que no es bueno para ti que estés siquiera cerca de él.
—Pero solo serán amigos, ¿no? —Jona me miró, como si me lo estuviera preguntado—. Si todo se mantiene en una amistad, no veo el problema.
—Amigos... —repetí, siendo consciente de que esa palabra no encajaba conmigo y con Laurent.
—¿Hellen? —insistió Jona—. Solo amigos, ¿no?
—Me gustaría que, por un instante, se pusieran en mis zapatos —les dije, algo molesta porque tanto Elina como Jona no sabían lo que sentía por Laurent—. ¿De qué sirve que les diga que solo vamos a ser amigos si, en cualquier momento, puede pasar otra cosa entre nosotros? Si un León y una cebra intentan tener una amistad durante mucho tiempo, ¿qué creen que va a suceder al final?
—¿León y una cebra? —Elina frunció el ceño, confundida.
—En ese supuesto, los dos serían leones, porque ambos se quieren comer el uno al otro, ¿verdad? —Jona soltó una risa contagiosa.
—¡No te lo tomes a chiste! —le dije, tratando de sonar seria, pero no pude evitar contagiarme con su risa.
—Temo por ti —dijo Elina, que, manteniéndose seria, le dio un sorbo su cappuccino caliente.
—Lo dices como si fuera un caso de vida o muerte. —Jona negó con la cabeza—. Tómatelo con calma.
—Sí es un caso de vida o muerte —aseguró Elina—, pero emocional.
—Elina —dije, tratando de calmar las aguas—, sabes que agradezco mucho que te preocupes por mí, pero...
—Pero nunca aprendes —me interrumpió ella, resignada—. Por más consejos que te dé, tú siempre haces lo que quieres. Y ya sabemos cómo acabas cuando eso pasa.
—Solo nos queda desearle lo mejor. —Jona miró a Elina, encogiéndose de hombros.
No dije nada. Solo removí mi café con la pajilla y le di un sorbo.
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Apegados ©
Teen FictionHellen y Laurent parecen estar en mundos emocionales distintos. Ella, con su apego ansioso, anhela cercanía y confirmación constante, mientras que él, con su apego evitativo, se resguarda en la distancia emocional. A pesar de que todo parece conspir...