6- Entenderte

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Era sábado por la mañana, el sol se filtraba tímidamente a través de las cortinas, iluminando el desordenado salón donde First había pasado la noche en el sofá.

Khaotung se quejaba de dolor de cabeza. Desde el piso inferior, se oían los quejidos adormilados de Khaotung, quién en ese momento sufría los síntomas de una fuerte resaca. First, que la noche anterior había dejado la puerta del salón y la del dormitorio de este, abierta para estar atento a cualquier señal de malestar, se despertó al instante al escuchar los sonidos provenientes del piso superior.
Preocupado, se levantó de inmediato en busca de medicamentos y un vaso de agua. Intentó moverse lo más rápido posible, aunque tardó un poco al no saber dónde se guardaban las cosas en esa enorme casa. Finalmente, subió con los analgésicos y el agua, entregándoselos a Khaotung, quien los tomó agradecido.

—Gracias, First... —murmuró, tratando de sonreír un poco a pesar de su malestar—. Si no me tomo algo ahora mismo, me va a explotar la cabeza

El menor asintió y se sentó al borde de la cama, observando cómo su amigo trataba de sobrellevar la resaca. Mientras tanto, en la casa de Khaotung, los sirvientes estaban ocupados con sus tareas matutinas y sus padres ya habían notado la presencia de First.

La madre de Khaotung, una mujer de semblante serio, se acercó a la habitación de su hijo y vio al menor.

—Buenos días —saludó educadamente—. ¿Y tú quién eres?

First se puso de pie rápidamente, un poco nervioso.

—B-Buenos días, Sra. Thanawat. Soy First, un amigo de Khaotung. Lo ayudé anoche porque estaba un poco... indispuesto.

La madre asintió.

—Gracias por cuidar de mi hijo. Como siempre, bebe sin límites y luego es una carga... —suspiró, cruzándose de brazos.

First intentó sonreír con amabilidad, viendo como Khaotung ponía los ojos en blanco ante la respuesta de su madre.

—No hay de qué. Solo quería asegurarme de que estuviera bien.

La señora suspiró, relajando un poco su expresión.

—Es bueno saber que tiene un amigo como tú. A nosotros no nos escucha y me preocupa que no sepa cuándo detenerse...

El menor asintió nuevamente.

—Haré lo posible por cuidarlo, señora.

Ella asintió y le dio a First una pequeña palmadita en el hombro antes de dirigirse a la puerta.

—Gracias, First. Si necesitas algo, dilo.

Una vez que la madre de Khaotung se retiró, First volvió a sentarse junto a la cama, observando a su amigo. Este esbozó una sonrisa débil.

—Vaya... me siento como si me hubiera atropellado un tren. Gracias por estar aquí, pequeño —le acarició la cabeza como a un gato.

Para Khaotung, First era un lindo y pequeño gatito negro.

El menor sonrió y le ofreció el vaso de agua.

—Bebe un poco más. Necesitas hidratarte.

El moreno tomó el vaso y bebió lentamente.

—Lo siento por meterte en esto. No quería causarte problemas.
—No te preocupes —respondió el más alto—. Solo quiero que te recuperes. Además, tengo que irme pronto.

—¿Qué? ¿Por queee? —Khaotung hizo un lindo puchero—. ¿No te puedes quedar conmigo hoy? Por favor... Na? Na? Na?

—Tengo que pasar por casa antes de irme a trabajar

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⏰ Última actualización: Jun 30 ⏰

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