Nathan abrió ligeramente la ventanilla y asomó la cabeza para poder ver mejor el edificio que sobresalía entre unos árboles en la carretera. Noah por su parte, viro los ojos de nuevo con molestia y regreso la mirada a su libro de Física, el cual, definitivamente, era mucho más interesante que mirar hacia las lúgubres y sombrías calles del siempre frío y lluvioso Forks.

— Espera un momento, ¿no nos quedaremos en Forks? — preguntó Nathan luego de unos minutos cuando su madre se metió de lleno al camino rodeado de vistosos y densos bosques que bordeaban la carretera.

Maryse negó con la cabeza.

— Nop — respondió—. Pero no se preocupen, La Push queda a menos de 25 kilómetros del pueblo. Billy me dijo que les prestaría un auto que su hijo ya casi no utiliza para que pudiesen ir y venir todos los días de la escuela.

Noah volvió a virar los ojos nuevamente.

Perfecto, no solamente serían unos intrusos en casa de aquel hombre desconocido, sino que también tendrían que utilizar su auto, o bueno, en este caso el auto de su hijo, para poder ir a la escuela.

Por más que había estado meditando y pensaba en ello, Noah no había podido llegar a comprender que era lo que su madre había estado pensando cuando decidió dejarlo todo para mudarse a un pueblo olvidado de dios en el que siempre hacía frío, únicamente porque se había enamorado de un hombre al que había conocido por internet.

Maldita sea la hora en la que Nathan había decidido enseñarle lo que era el Facebook.

Había sido ahí donde Maryse había conocido a un hombre llamado William Black con el que había estado mensajeándose los últimos meses.

En un principio, la joven no creyó que esa situación se convertiría en un problema. De hecho, al principio inclusive llego a pensar que esa situación sería algo bueno para ella. Tanto Maryse como el tal William, eran viudos, tenían tres hijos (casualmente un par de gemelos cada uno), así que era de esperarse que ambos congeniaran. Pero cuando la relación comenzó a tornarse más seria, fue cuando realmente Noah comenzó a preocuparse de que su mamá tomase alguna decisión precipitada que pudiese arruinar sus vidas para siempre. Y por desgracia, sus temores solo se vieron confirmados cuando un día de la nada, Maryse les informó a sus hijos que "Billy" le había propuesto mudarse con él a Washington y que ella había aceptado sin dudarlo.

Como casi toda la vida lo había hecho, una parte de Noah tenía la esperanza de que su mamá recapacitara, que se diera cuenta de la locura que estaba a punto de cometer y se echara atrás. No podía simplemente dejarlo todo, ¿cierto? No podía dejar de lado toda la vida que habían construido en el usualmente soleado Redding, California, para mudarse al siempre nublado y frío Forks, Washington por un hombre al que, literalmente, acababa de conocer.

Pero como siempre pasaba, su madre solo había logrado decepcionarla una vez más, puesto que no había recapacitado en lo absoluto.

Los días que le siguieron a esa noticia, la chica había intentado de mil y una formas posibles convencer a su madre de cambiar de opinión. Incluso había logrado convencer a Nathan de que la ayudara a cumplir su causa. Pero su plan se había visto completamente arruinado cuando Darien había intervenido y, como siempre lo hacía, se había puesto del lado de su madre con la intención de quedar bien con ella.

Ese maldito lamebotas.

Soltando un fuerte suspiro lleno de frustración, Noah comenzó a golpear su pie contra el suelo del auto, un gesto que usualmente empleaba cuando se encontraba terriblemente nerviosa o disconforme con alguna situación y que también sabía, molestaba en sobremanera a su madre.

𝓑𝖾𝖺𝗎𝗍𝗂𝖿𝗎𝗅 𝓒𝗋𝖾𝖺𝗍𝗎𝗋𝖾𝗌 || 𝗦𝗲𝘁𝗵 𝗖𝗹𝗲𝗮𝗿𝘄𝗮𝘁𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora