21

889 112 1
                                    


Su mirada literalmente me barrió, su mirada llegó a Christopher y pasó nuevamente a mi.

—No es lo que estás pensando, Sab-

Antes de poder decir algo, me quedé a medias por la cachetada que me llegó, todos lo vieron y yo solo me llevé mi mano a mi mejilla.

—¡Maldita zorra!

—¿Cómo te atreves a ponerme una mano encima? —le pregunté fuera si

—¿Quién dice que no lo puedo hacer?

Tomé su cabello rubio y la abofetee con fuerza, nos tuvieron que separar para no armar un escándalo.

—Vuelve a tocarme y te va a ir peor, y en tu vida vuelvas a buscarme. —le dije rabiosa

Me zafé del agarre de quién fuera y salí del restaurante, llamé un Uber pero me detuve cuando la vi siguiéndome.

—¡Todo es tu culpa! —me gritó histérica— ¡Llegaste y arruinaste todo como siempre! ¡Siempre te miran solo a ti!

—Deja tus delirios de niña insegura y compórtate como la supuesta mujer británica y madura que eres. —le dije sin mirarla

—Me robas mi marido, me robas mi familia, mis amigos, ¡Me robas todo! —me gritó

Christopher llegó y rodé los ojos. ¿Qué le pasaba al mundo últimamente?

—¡Por tu culpa fingí estar embarazada! ¡Tu me dijiste que lo hiciera! —empezó a llorar fuertemente

—¿De que hablas? —le susurré— ¿Has enloquecido?

—¡Y ahora finges no saber nada!

—¿Le diste la idea? —me preguntó el coronel

—No sé de qué habla. —mi Uber llegó

—Lo hiciste, porque tú hiciste lo mismo con el amigo de tu hermano con el que estabas obsesionada, lo querías y dijiste que estabas embarazada y-

—¡Cállate! —le grité tan fuertemente que me ardió la garganta

—Eres incluso peor que Sabrina. —me dijo el coronel

Entré en el auto y arrancó, me dolía la cabeza y el cuerpo, el vestido me estaba estresando y me salió una maldición cuando detuvieron el auto.

—Lo lamento mucho. —dijo el conductor

—Tenga más cuidado. —le dijo Parker, su mirada cayó sobre mi y frunció el ceño— ¿Me vas a plantar?

—Súbete y vámonos a una discoteca, que estoy harta de estos británicos millonarios.

Se subió con una sonrisa y emprendimos camino.

—¿Estás bien?

—Perfectamente. —le solté una sonrisa

—Se te da bien mentir, vi todo lo que sucedió allá.

—Da igual, no quiero hablar de eso, simplemente mi amistad con Sabrina Lewis terminó. Y todo por un hombre que ni siquiera la estima. —murmuré

—Necesitamos unos tragos.

—Cinco botellas de guaro es lo que necesito. —le dije en español

 —le dije en español

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Solo Conocidos. (C.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora