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- 911

- Hemos... acciden-te... auto-ruta... ella... sálvenla... ella...

- Esta Ud herido?

- Ella... yo... ya no pu-ue-do... ella...

- La persona que lo acompaña esta consciente? No cuelgue por favor, estamos tratando de localizarlo.

- Ella... no se... respira... yo...

- Manténganse en la línea por favor, la ambulancia no tardara en llegar, lo estamos localizando. cuantas personas están en el auto?

- Ella... ella... solo ella... y-yo...

- Señor? Dígame, qué edad tiene Ud? Qué edad tiene la otra persona? Manténganse en la línea por favor, estamos haciendo todo lo posible. Puede darme su nombre? El nombre de su acompañante?

- Ella... ella... yo... ella...

Hubo un momento de silencio. Solo se escuchaba la respiración entrecortada de Anthony. Los dos chicos se encontraban de cabeza. El auto había salido disparado de la auto-ruta, dando tres vueltas de campana. Él solo pudo reaccionar frenando lo más que sus fuerzas le permitieron, logrando limitar la fuerza de impacto contra la barrera natural de las pequeñas montañas que flanqueaban la ruta.

- Señor? Sigue ahí? Por favor no cuelgue.

- Ella... sus... ojos... llora... yo...

Del otro lado de la línea la operadora de la central de emergencias procuraba escuchar lo mejor posible. Pronto los demás operadores que se encontraban en la cabina de la central telefónica de emergencias de la ciudad de Chicago, se fueron acercando, primero curiosos, luego realmente preocupados. Por experiencia podían comprender que la situación era grave. Era importante mantener conscientes a los pasajeros del auto e intentar guardar la calma. Pero no había otra forma de confirmar el estado de los pacientes que manteniendo la comunicación, a pesar de lo débil que se escuchaban, por lo menos él. Hacer todo esto del otro lado de una línea telefónica era complicado.

Candy abrió los ojos. Sus bellos ojos verdes estaban hinchados, y su vista estaba borrosa por el impacto. Intentó parpadear varias veces y acercar una de sus manos para frotarse los ojos, pero una de ellas estaba inmovilizada, algo la bloqueaba, quizás la guantera del auto? Logró soltar la otra mano de lo que ella pensaba era el cinturón de seguridad? o acaso el airbag? Se llevó la mano libre a los ojos, pero no logró despejar su vista. Todo lo contrario, un liquido tibio se esparció por sus párpados. Sangre. Tenia sangre en las manos. Estaba herida en algún lado, pero no sabia dónde. Todo su cuerpo estaba entumecido. Tuvo miedo. Intentó abrir los ojos nuevamente, levantó su rostro para ver dónde estaba, con quién estaba. Entonces lo vio. Supo que esa imagen no se le borraría jamás de la mente, y entendió con horror que quizás esa sería la última imagen que tendría de él. No pudo evitar llorar. Las lagrimas caían solas, ella no podía hacer nada... nada por él.

- Aló? Señor? Por favor responda, sigue con nosotros? La ayuda no tarda en llegar

- Yo... ella... llora... ella... Ardley...

Candy no lograba abrir la boca, decir algo, nada. Se sentía atrapada, paralizada, tenía frío.

Él se hallaba ahí, a su lado, había logrado atrapar su teléfono celular y apretar el botón de llamada de emergencia. Pero... en qué momento? Escuchaba la voz distorsionada de una mujer intentando obtener información de lo sucedido. Hizo un esfuerzo por hablar, pero era en vano, simplemente imposible, no lograba articular palabra alguna. Entonces él estiró su mano logrando acariciar su mejilla izquierda y secar sus lagrimas con su pulgar ensangrentado.

Y si fueras tu ?Where stories live. Discover now