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「First flight 」
Alicent se miro al espejo. Su vestido verde perfectamente confeccionado mostrando su actitud recatada. Tocó sus labios con esos dedos dañados que aún tenían algo de carne tierna al rojo sangre.
Recordaba un hecho vividamente.
Saerys Targaryen de tan solo doce años darle un beso inocente y burlón. Indicando que había visto uno de esos libros pecaminosos del Príncipe Pícaro.
Ese día visitó el septo arrodillándose por mucho tiempo tratando de limpiar esa mancha en su pulcra alma. Confesó su pecado ante los Siete y prometió que no volvería a suceder.
Pero volvió a hacerlo.
La mimada Princesa se reía cuando su rostro se tornaba rojo ante sus atrevidas acciones y pronunciaba encantadores halagos.
Alicent siempre volvía al septo, lloraba en silencio tratando de encontrar una respuesta para su "desviación."
Tenía miedo, miedo de un castigo, miedo de los dioses, miedo de la gente...
«Si los dioses son buenos, siempre perdonarán a una hija tan diligente como tú» Saerys le dijo.
Tal vez era así. Tal vez los dioses la amarían con la misma fuerza. Después de todo, Alicent nunca hizo nada malo. No lastimaba a nadie.
Entonces todo escaló...
Los besos inocentes se volvieron más profundos y más inapropiados. Alicent era mayor que la joven princesa, así que optó por mantenerlo en secreto.
Si tan solo hubiera parado en aquel entonces...
Nuevamente su mente vagaba a los viejos momentos. A Saerys riendo con complicidad cuando se escondían de Rhaenyra en un rincón alejado de todos.
Cuando los besos fueron toqueteos, y las risas se volvieron gemidos ahogados en una de las habitaciones más lejanas del castillo.
Al verla sonreír por las mañanas jugando con sus rizos castaños luego de hacer el amor. Saerys siempre fue una niña avispada, curiosa y por mucho... Especial.
Alicent quería creer que era amor... Que la forma en la que la miraba fue de adoración...
Pero no.
Saerys nunca la miro de la forma en la que miraba a Laena.
¿Por qué?
¿Por qué Laena?
¿Por qué no simplemente Alicent?
¿Por qué rechazo aquella vez huir con Saerys?
—Su majestad...— Talya regresó minutos después—. La princesa Laena... Ella negó su petición.
