Capítulo 32: Dudas Aclaradas

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Salí de la cafetería, faltar a lo que quedaba de mi jornada laboral no había sido mi mejor opción, pero mi cabeza estaba dando vueltas e incluso estuve a punto de cruzar la calle sin ver a los lados, cuando una mano familiar me detuvo, pude sentir sus uñas postizas aferrarse en mi piel.

Me giré en su dirección y era Zoe, quien había salido persiguiéndome junto a Pablo. Ella me veía con el ceño fruncido y la mandíbula tensa, tal vez por mi actuar.

—Escucha, sé que puede ser complicado recibir una noticia así, pero no dejes que te consuma y enfréntala. ¿En serio vas a huir como una jodida adolescente berrinchuda sin antes pedirle a Jax explicaciones? —masculló, negando con la cabeza.

El viento soplaba con intensidad, logrando mover su coleta al igual que mi cabello, tuve que quitarme algunos mechones que llegaron a mis ojos e interrumpieron mi visión.

—No sé... No sé qué decirle —confesé, mordiéndome el interior del labio.

—Eso es lo de menos. Te pudo haber atropellado un carro si Zoe no te detenía, ¿te das cuenta? —reprochó Pablo, con una mano en la cintura—. Nos preocupamos por ti, Oriana, más que colega te consideramos una buena amiga a pesar de tu cara de culo —dijo lo último dejando escapar una risa.

—Exacto. ¿Pensaste que te íbamos a dejar ir así de fácil? Pues no, mi cielo, vas a enfrentar tus miedos ya mismo —demandó la rubia, soltando el agarre.

—¿Pero qué se supone que haga? ¿Y si después de todo no me ama? No me pienso casar con alguien que no siente algo por mí... Me estaría haciendo daño a mí misma —expresé, hundiendo las cejas con preocupación—. Todo por haber caído en sus redes.

No sabía qué pensar ante todo. ¿Y si Jax me estuvo mintiendo para su propio beneficio? Tal vez las insinuaciones siempre fueron para un objetivo en especifico, que yo cayera en sus redes y así poder tenerme como su esposa fácilmente.

Lo peor es que caí.

—Mira —Zoe me tomó de los hombros—. Vas a regresar a la oficina para averiguar la verdad ¿De acuerdo?

—No ha pasado la hora de descanso...

—Eso es lo de menos, hay una prioridad mayor. Si quieres saber lo que Jax siente por ti, debes preguntárselo, que te sea sincero y no se invente lo que siente —me miró con decisión—. Sé que te estás ilusionando con Jax, Oriana. Espero que lo que escuché de mis padres no sea cierto...

—De acuerdo, iré, pero si algo sale mal voy a renunciar —alegué, con orgullo.

—No creo que haga falta llegar a extremos —intervino Pablo, con nerviosismo.

—Ve por él. Sé que eres una leona y podrás tenerlo a tus pies sin que tenga que fingir —me animó Zoe, dándome una palmada en el hombro.

—Nos vemos luego, gracias por ser sinceros conmigo —Hice una leve reverencia.

Me di la vuelta en dirección al edificio mientras pensaba en cómo enfrentaría a Jax, tal vez estaba exagerando un poco y no tenía nada de malo la situación. Que lo hayan obligado a casarse este mismo año no significaba que sus sentimientos por mí fueran falsos, ¿o sí?

Me iba mordiendo la uña en lo que caminaba. Llegué al ascensor y el interior estaba vacío. Tenía que decidir bien, o sea; me estaba enamorado de Jax, tal vez... Después de la intimidad y toda la cosa, empecé a sentirme más atraída por él y me dolía en el alma saber que todo podía ser una gran mentira.

No lo conocía tanto como para saber sus intenciones, después de todo eso era lo que quería averiguar desde un principio, lo que buscaba conmigo... Pasaron unos cinco minutos hasta que el ascensor se detuvo y abrió sus puertas frente a mí.

Salvada por el CEO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora