cinco

                                    

                                          

                            

                                
                            
                              
                                  
                              
                              
                                
                                  
                                  
                                
                              
                             
                            
                            
                          
                          

— ¡Jay Hyung!
Aquellos dos Omegas sonrieron bajo viendo al muchacho de baja estatura llegar, realmente no tenían esperanzas de tener su presencia en aquella salida.
Sus ojos vieron como junto a él iba aquel muchacho alto y sus sonrisas desaparecieron totalmente, solo pudieron reverenciar, o bueno, solamente Park SungHoon lo hizo, Nishimura Riki solo reverenció con su cabeza.
HeeSeung hizo una mueca ante ello y miró a los Alfas allí, alzó una ceja.
— ¿No has enseñado a reverenciar como se debe a tu Omega, JaeYoon? —Miró al castaño australiano quien rodó los ojos.
— Te recuerdo, o no sé si ya viste bien, que mi Omega está en cinta y no puede reverenciar —Negó, el japonés trató de no reír ante el rostro de Lee y solo vio a su amigo reverenciar y mirar al suelo con sus manos entrelazadas en su regazo.
Ambos Omegas menores sentían pena y culpa cada que veían a JongSeong, como aquel muchacho fue cambiado totalmente en aquel horrendo lugar y como se sacrificó más de una vez por ellos dos.
Alguien tan bueno terminó con una vida de mierda, con un Alfa estereotipal; ellos sabían que no merecía aquello.
Más de una vez quisieron tomar su lugar, ellos siempre se metieron en problemas, más que todo SungHoon, y su mayor siempre le sacaba de estos, siempre les cuidó más que a él mismo, y así la vida le pagó.
— Estate listo a las cinco, Omega —Escucharon a Lee, el mayor asintió soltando un bajo "Si, Alfa" antes de verle irse al muchacho.
Se despidieron de sus respectivas parejas y apenas estos entraron en el edificio frente a la estética, rápidamente fueron su mayor para abrazarle, este correspondió débilmente y con sus manos temblando.
— Hyung... ¿Está bien? —Riki le miró al Estadounidense, este solo asintió leve— Vamos a la estética y luego compremos algo de comer, nos dará tiempo de merendar.
SungHoon asintió y tomó la mano de Jay para así guiarle al local.
La Diosa Luna a veces podía ser injusta en la vida, el como trató a cada uno de ellos, uno peores que a otros, simplemente injusto.
SungHoon sentía actualmente que no merecía aquella vida que llevaba, una dónde su Alfa le daba la libertad que siempre anheló desde que se presentó como Omega, una dónde afortunadamente le tocó de los Alfas las dulces y comprensivos del mundo, simplemente Kim SeonWoo era distinto a los demás y el fue el afortunado de estar a su lado.
Aquella mañana dónde le internaron en aquella prisión con fachada de academia, su padre le tuvo que jalar adentro junto a su hermano, él trataba de zafarse e irse de allí, literalmente lo adentraron a la fuerza hasta que solo fue tirado allí.
Entre tantos Omegas, estaba Jay, viendo alrededor perdido, le pareció estúpido ya que apenas estaban dando la charla introductoria. Horas más tarde, apenas fue asignado a su habitación, vio como este mismo muchacho entró con sus cosas y seguido fue aquel pequeño Omega Japonés llamado Riki.
De allí, los tres se volvieron inseparables, JongSeong y él trataban de que Riki no sufriera los males de aquel lugar, luego JongSeong trataba de que no le castigaran a él por su rebeldía.
Suspiró con pesar, su corazón siempre se estrujaba cuando veía a Jay, todo golpeado y sin brillo en sus ojos, simplemente existía, como un muerto en vida; no tenía propósito de vivir.
Aquella tarde la pasaron entre charlas casuales y algunas risas, ambos tratando de sacarle así sea una sonrisa a Jay, cosa la cual nunca pasó.
Es como si hubiera perdido aquella sonrisa que antes les daba ánimos de seguir adelante.
— ¿Y has sabido algo de JungWon, Jay Hyung? —Riki miró al, ahora, rubio, el cual le miró y negó leve para ver su café, los tres sentados en las mesas exteriores de un cafetín merendando.
Se veía algo más repuesto, una tarde de spa y retocar su cabello desaliñado parecía haber mejorado el aspecto de su Hyung.
— No... A Alfa no le gusta que hable con él —Negó leve, el Park menor suspiró.
— Sabes que HeeSeung es un estúpido, tienes derecho a tener amistades aparte de nosotros, además, JungWon es Beta —Chasqueó su lengua el de cabellos, ahora, platinados.
— Hoon Hyung, ten más respeto —Nishimura negó leve y tomó de su batido, su vientre de siete meses de embarazo se notaba bastante, esperaba un precioso niño de su Alfa, realmente era de los Omegas más felices del mundo— Pero tiene razón, Won Hyung es un amor de persona, siempre se preocupa mucho por usted —Miró al Omega mayor, riendo leve cuando las mejillas de este tomaron un suave tono carmesí.
Para ninguno de ellos dos pasaba desapercibido el gusto de Yang JungWon hacía Park JongSeong, ambos oraban cada noche por un milagro para que Jay pudiera alejarse de Lee y estar juntos a Yang, ya que parecía ser que el Omega sentía así sea una mínima atracción hacia el Beta.
Pero estaba allí Lee HeeSeung aún, queriendo marcar cada que puede las cosas de "su propiedad", entre esos, al Omega extranjero. Aquel Alfa odiaba con su vida a Yang desde que notó las miradas que le daba al Park mayor, y aún sabiendo que no era posible que JongSeong se fuera de su lado, igualmente se esmeraba en alejarle lo más que podía y retenía a Park en su departamento.
— Es un buen amigo, hace mucho no lo veo —Dijo en tono bajo el mayor, como siempre.
Nishimura y Park se miraron y sonrieron cómplices, a JongSeong le dió mal presentimiento aquello, más no le dió tiempo de decir algo para cuando vio a su Alfa llegar junto a sus amigos.
— Omega, vamos —Ordenó con su usual expresión sería, Jay asintió y de inmediato se levantó para reverenciar a sus amigos y caminar al lado de su Alfa, el cual alzó una ceja al verle.
— Te ves bien Omega, no estás tan feo —Asintió— Vamos a casa, tengo hambre y mañana tengo una reunión —Soltó, el rubio asintió y solo caminó a su lado en silencio, mirando al suelo.
SungHoon y Riki suspiraron con pesar y se dejaron caer en sus sillas desparramados, la mera presencia de aquel Alfa les alarmaba e inquietaba.
Realmente, JongSeong les daba pena.