Capítulo Seis: Desperdiciando los árboles

                                    

                                          


Una vez más, Copy Nin se encontró entrenando en un campo abandonado cerca de las afueras de Konoha. Su breve encuentro con Orochimaru hizo que Kakashi fuera dolorosamente consciente de sus limitaciones. Claramente, su cuerpo actual no estaba listo para la tormenta de ridículos oponentes que pronto enfrentaría. Kakashi iba a recuperar su equipo magnético de problemas, y esta vez no permitiría que nadie lastimara a sus pequeños secuaces .
Después de terminar su régimen de entrenamiento, Kakashi decidió trabajar nuevamente en su Mangekyo. Tener la forma avanzada del Sharingan sería una gran ventaja esta vez. (Sin mencionar la habilidad bastante útil de viajar entre dimensiones. Después de todo, todavía planeaba regresar a casa. Eventualmente.) Las cartas Trump siempre fueron agradables, pero el Mangekyo era inútil si no podía controlarlo. Kakashi levantó su hitai-ate y los tres tomoe se arremolinaron hipnóticamente.
"¿Señor?"
Suspirando, Kakashi se cubrió el ojo y se dio la vuelta. Ocultó su molestia y sonrió al asustado novato ANBU que había interrumpido su entrenamiento.
"¿Sí?"
"Hokage-sama solicita su presencia en su oficina de inmediato."
Kakashi asintió abruptamente en respuesta, y el aliviado agente desapareció en un borrón silencioso. Después de estirarse, Kakashi comenzó a trotar tranquilamente en dirección a la civilización. Si su Minato-Metro todavía estaba funcionando, entonces todavía le quedaba aproximadamente una hora antes de que su antiguo sensei se irritara.
Desde el extremo este de la aldea, fue literalmente un salto, un salto y un salto hasta la Residencia del Hokage. Al menos, habría sido un salto, un salto y un salto, si una mano gigante no hubiera arrebatado repentinamente a Kakashi del cielo.
"Jiraiya-sama", saludó cuidadosamente. Kakashi puso una sonrisa en su rostro mientras se movía incómodo. El Sannin había agarrado a Kakashi por su chaleco, levantándolo en el aire como un cachorro desobediente.
"Kakashi", refunfuñó Jiraiya. El hombre mayor no hizo ningún movimiento para bajar a Kakashi. En cambio, miró al alumno de su alumno con una mezcla de sospecha, irritación y exasperación.
El transeúnte se quedó boquiabierto ante la extraña vista en la azotea. Varios se detuvieron y miraron abiertamente. Por el rabillo del ojo, Kakashi incluso notó que varios agentes ANBU mal ocultos miraban con fascinación. Excelente. Ahora estaban montando una escena.
Miró discretamente la posición del sol y frunció el ceño. Kakashi ya llegaba dos horas tarde a su reunión con Minato, e incluso su antiguo maestro tenía límites en cuanto a cuánto tiempo estaba dispuesto a esperar.
"Aunque estoy feliz de verte, realmente tengo que reunirme con Minato-sensei", insinuó Kakashi.
"Qué casualidad." Los ojos de Jiraiya se entrecerraron. "Tengo un pergamino para él. Puedes entregárselo por mí, ¿verdad?"
"Uh... la reunión es urgente", evadió. "No creo que tenga—"
"Callate." Jiraiya comenzó a arrastrar a su nieto por los tejados, en dirección opuesta a la Residencia. Kakashi se tensó ligeramente, preparado para salir corriendo. "Y si escapas, o incluso lo intentas", agregó el Sapo Sannin, "le diré a Tsunade que te ponga al día con tus chequeos médicos. Todos ellos".
Malhumorado, Kakashi se cruzó de brazos y asintió.
Una vez que llegaron a la casa de Jiraiya, el Sannin arrojó a Kakashi al suelo sin ceremonias. Jiraiya atravesó varios sellos y la casa brilló con la luz del chakra cuando los complicados sellos se activaron.