Sylvain
El aire nocturno nubla y golpea mis sentidos, trayendonme de vuelta de a poco a la realidad, aún sabía que estaba medio perdido, que todo lo que veía se tambaleaba, estaba seguro que se debia a dos razones, primero, por la bebida del idiota de Xion y por mi Leili que me tomaba de la mano.
Dejamos la salida atrás, con los ojos de los de seguridad en nosotros, una pequeña llovizna nos estaba mojando, pero no me importaba.
No. Lo único que me importaba era la chica que me sonreía de forma tan genuina y real que parecía salida de uno de mis mejores sueños.
—¿Mejor? —nos detuvo en la esquina, bajo un toldo de una tienda. Su abrigo la protegía del frío nocturno y las gotas diminutas de agua.
—Contigo sí.
Ella resopló divertida, metió su mano dentro de su abrigo.
—No te pongas tonto de nuevo.
Me acerqué a Leilani para tomar un mechón de su cabello rubio.
—Tu me atontas, Leili.
—No seas ridículo.
—Es la verdad. Me pones tan nervioso que no tienes ni idea.
—Sylvain —su voz salió ahogada. Solté su cabello y me alejé. Sin dejar de mirarla me apoyé en la pared.
—Ven. —la llamé, Leilani se acercó precavida, pero no se negó.
Cuando estaba a una distancia prudente la tomé en brazos y la pegue a mí. Soltó un agitado suspiro, sus ojos revoloteaban a los mío y sonreí de lado.
Mi mundo estaba dando vueltas, pero no iba a decírselo, no quería preocuparla así que callaría mi malestar hasta que fuera insoportable.
—Esta muy hermosa está noche.
—Tu también lo estás —dijo torpemente causandome una risa.
—¿Me estás diciendo hermoso?
Esos bonitos ojos azules rodaron, poniéndose en blanco por una cuestión de segundos.
—No seas idiota, no voy a ayudar a que tu ego crezca —bufo divertida y se relajo nuevamente en mis brazos, como cuando habíamos estado bailando.
Sentí una punzada de decepción al saber que ese momento quedó estropeado.
Dudoso, acaricie su espalda cubierta por la chaqueta. Con sumo cuidado, mis dedos se aventuraron por ese páramo exquisito.
Ladee la cabeza para mirarla mejor. La luz de la farola apenas llegaba a nosotros, pero era luz suficiente para iluminar sus rasgos. Su cabello rubio, casi blanco con la luz, se veía increíblemente sedoso y solo quería enterrar mis manos entre esas hebras y confirmar mis suposiciones.
—Estoy muy feliz —Me río y mi vista se nubla, siento una pesadez en mi estómago. —Tú me haces muy feliz.
Su sonrisa. Dios mío esa sonrisa. Fue perfecta y con un bonito rubor que la acompañó.
—Estás empezando a decir tonterías. Estás muy tomado.
—No lo suficiente como para que me nuble el juicio. Lo que te digo es sincero —siento como si estuviera liberando cierta carga de mis hombros y de mi pecho mientras me sincero con ella—. Desde que nos conocimos, desde que comenzamos a hablar me siento más ligero, más tranquilo, mejor. Me haces feliz.
—Desde que te conocí —comenzó Leilani—. Yo también me siento más ligera, como si contigo no tuviera que fingir ni preocuparme por cosas absurdas —nuestros ojos se encontraron, sus iris brillaban de emoción contenida—. Tú también me haces feliz.
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Querido Sylvain
Teen FictionLeilani y Sylvain siempre fueron uno. Desde que se conocieron. Hasta que se perdieron. Desde ese primer día en el armario de la escuela hasta esa última mañana en la que se despidieron. Siempre uno. Tanto en la vida, como en la muerte. Portada reali...