Capítulo 9 - Triple Play

                                    

                                          
—Castiel, sé que estás pasando por un momento difícil, pero tienes que dejar de aferrarte a Candy. No es justo para ella ni para ti mismo. Lo que teníais no era una relación sana ni normal, y sabes que no podía durar para siempre.
—Lo sé, Lys, pero no sé cómo hacerlo. Lo nuestro no ha sido algo tan largo como para que me haya dejado tan tocado.
Castiel hablaba con la mirada pegada al suelo y los brazos apoyados en las rodillas. Había ido a casa de Lysandro sabiendo que no encontraría respuestas ni nada que quisiera oír, pero era mejor que quedarse consigo mismo esa noche.
—No es algo fácil de quitarse de la cabeza, sobre todo por... lo fuerte que fue, por decirlo de algún modo. Yo no he dejado de pensar en ello ni un solo día y lo sigo haciendo.
—Ya, pero no has sido tú quien lo ha jodido todo.
—Deja de castigarte, Castiel... Si quieres un consejo, te diría que ecribieras lo que sientes, aunque sea para volcar tus sentimientos. La música ha sido además tu mejor forma de expresarte.
—Sí, puede que lo haga ¿Te importa si te okupo el sofá esta noche?
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—Pasa Alexy, buenos días.
Alexy había quedado en traer el desayuno a Candy a  cambio del informe completo de su cita con Kentin. De hecho, para desayunar traía galletas, el snack favorito de Kentin cuando iban al instituto. Las había hecho él; últimamente le había dado por la cocina.
Candy le contó con detalles y entre bocados cómo había ido la noche, cómo había sido divertido y emocionante, y cómo le había gustado pasar tiempo con Kentin. Alexy se emocionaba con cada palabra y le preguntaba sobre todo lo que había sucedido.
—Por lo que cuentas, parece que Kentin vale más que tus tres ex juntos... Olvídate de esos tóxicos y queda otra vez con él, por favor... 
—Alexy, agradezco tus consejos, pero es evidente que Kentin está completamente enamorado de mí y no quiero hacerle daño. 
—Tú ya le has dicho que no estabas preparada para nada serio, así que relájate y déjate llevar ¿Quién sabe si terminas enamorándote? Es tan guapo...
—Sí, sí que lo es —reconoció sonrojada.
Alexy sonrió triunfante: 
—¡Entonces es hora de que le des una oportunidad! ¿Qué tal si quedáis mañana para cenar en mi casa? Puedo cocinaros algo delicioso y podréis hablar sin preocupaciones. 
—¿En tu casa? Te agradezco el detalle, pero ¿no vivías con tu hermano? 
—Sï, pero tiene torneo todo el fin de semana y estará fuera. Candy, yo creo que para una segunda cita sería ideal un terreno neutral: ni su casa, ni la tuya. Noto que igual no estás preparada todavía para meter a un chico nuevo en tu casa y quizá Kentin se haga ilusiones si le propones ir a la suya. 
Candy pensó por un momento:
—No termina de encajarme la idea, pero si tú crees que es lo mejor, adelante.
Alexy abrazó a su amiga con fuerza: 
—¡No te vas a arrepentir! ¡Le voy a escribir ensegida!
—Espera, no hace falta. Ayer me dio su número, puedo escribirle yo...
—¡Así me gusta, iniciativa!
El día de la cita, a las 9 en punto, Candy llegó a casa de Alexy, donde ya le esperaba Kentin con una sonrisa radiante.
—Hola, Candy —dijo Kentin acercándose a ella para darle un beso en la mejilla—. Estás preciosa.