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HELEN ABRIÓ LOS OJOS ampliamente y se separó de su novia al instante, volteando a mirar hacia la enojada voz. Se trataba de nada más y nada menos que el padre de Maddy.
La chica de inmediato supo que su novia se apartaria y le diría a su padre que todo había sido una confusión. Sabía que le diría al hombre que Helen solo la había tomado desprevenida. Sabía que negaría conocerla. Sabía que ella lloraría esa noche, y que luego Maddy haría algo extremadamente tierno y la perdonaría porque ambas eran idiotas.
De nuevo, Maddy la sorprendió.
Maddy: Papá, yo... ─ Respiró hondo, sus dedos chasqueando levemente, Helen negándose a tomar su mano para tranquilizarla, las mejillas de ambas completamente rojas ─... Ella es mi novia, Helen Carter.
Helen casi sintió que podría morir en ese momento. El padre de Maddy estaba mirándolas con la peor expresión de furia en su rostro, pero Maddy solo sonrió y le dió su mano a Helen, de inmediato los chasquidos siendo reemplazados por caricias a sus nudillos. La chica de ojos verdes solo podía temblar, pero, aún así, muy en su interior, se sentía completamente feliz. Tal vez debía empezar a creer en el hecho de que Maddy jamás haría lo que ella creía.
Ted: ¿Puedes explicarme esto, Maddy?
Helen: Señor, se que no esperaba esto, pero nosotras solo... ─ Quiso explicar nerviosa y completamente avergonzada.
Maddy: Nos estábamos... besando, papá ─ Explicó nerviosa, como si no hubiese sido obvio aquel hecho ─. Y antes de que digas nada, sí, Helen es una... una mujer... por si no lo no... notaste ─ Helen sentía a su novia temblar ligeramente, sus manos sudaban y había nerviosismo en su voz, además del tartamudeo y el hecho de que solo estaba mirando hacía el suelo ─. Y yo también lo soy... por si tampoco te habías dado... cuenta ─Agregó ─. Y sí, amo a Helen ─Esto último lo dijo completamente segura, sin tartamudeos. El corazón de Helen palpitó rápidamente, queriendo escapar de su pecho ─... y tal vez a ti no te guste que lo haga, pero... voy a... seguir haciéndolo porque... puedo ─ Prosiguió ─... Además, mírale el lado positivo. Nada de embarazos...
Helen: ¡Maddy! ─ Se quejó, sabiendo que no podría mirar al señor Pérez a los ojos nunca más sin sentirse completamente avergonzada por lo que su hija acaba de decir.
Ted: ¡No me importa con quién te besas! ¡Pero que lo hagas de esta forma, frente a MI CASA, es intolerable!
Helen lo comprendía. Ahora se sentía mucho peor. Ella era la que había insistido con que Maddy la tocara de esa forma, aún sabiendo donde estaban.
Maddy: Papá, por favor... No hicimos nada malo.
Ted: Besarse de esa forma en medio de la calle si es algo malo, Maddy ─ Le recriminó, y luego se acercó a su hija lentamente, sujetándole los hombros ─. Sobre todo, si tú madre te ve ─ Susurró dulcemente. Helen se sintió confundida por el repentino cambio en el tono de la voz del hombre ─. No quiero hablar mal de ella, pero tú sabes que tu madre es algo cerrada con estos temas y seguramente todo el planeta sabría de su relación en cuanto...
Maddy: Papá, es imposible que todo el...
Ted: Es solo una expresión, Maddy.
Helen: Creo que yo... me iré ─ Susurró soltando rápidamente la mano de su novia. Aunque deseaba estar junto a ella, lo cierto era que Maddy necesitaba hablar con su padre, y ella necesitaba tomar un respiro.
Ted: No tan rápido, señorita ─Dijo de inmediato sujetándole el brazo, no con rudeza, pero de una forma que a Helen no le permitió marcharse ─. Necesito hablar contigo. Con las dos, en realidad.
*** 
LAS CHICAS Y EL SEÑOR Pérez caminaron durante cinco minutos buscando un lugar en el que la madre de Maddy no pudiese encontrarlos fácilmente.