12. Reventar neuronas.

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Nerissa.

—No cierres los ojos, Riks —advertí—, haces eso y te voy a abofetear.

—Hazlo y te quedas sin trabajo. —dijo y la ví pálida.

Por suerte había quitado su dedo y lo único que cubría su herida era una de sus camisetas que se había quitado para ejercer presión y detener el sangrado.
Por lo que se quedó con solo una camiseta sin mangas.

Manejé el móvil con las manos firmes en el volante.
Estaba manchada con la sangre de Kairi y eso me daba bastante impresión, pero debía mantenerme enfocada en que ella estuviera consciente.

—Describe cómo es el pájaro que ves en la playa. —le pedí con bastantes nervios.

—Ya te lo había dicho —dijo e hizo un esfuerzo por reírse un poco—, es pequeño, rápido —hizo una pausa bastante larga, la cual me preocupó—, y...con plumas celestes...como el color de tus ojos.

Volteé a un lado y vi que atinaba a cabecear.

Solté el volante y le di una bofetada.

Se quedó unos segundos boquiabierta y yo volví inmediatamente mi vista a la ruta, estando totalmente inmóvil.

Temblé.

—¡Estás acabada! —exclamó volviendo un poco a la realidad.

—¡Que conste que te lo advertí! —dije en su mismo tono.

—Estoy perdiendo sangre el doble de rápido de lo que tú piensas ¿Y crees que puedo mantenerme despierta viendo cómo estás por morir de los nervios, hasta llegar al hospital? —preguntó con diversión y la miré mal.

Me quedé unos segundos callada.

—La respuesta es que no. —aclaró y bufé.

—Estaré nerviosa y podré tardar en pensar, pero por lo menos no me dieron un balazo. —la molesté.

—Idiota. —murmuró.

—Baleada.

La miré de reojo y vi cómo es que otra vez abrió la boca, totalmente indignada y sonreí con diversión.

Cuando llegamos a urgencias, después de que caminara con mi ayuda, se la llevaron y me quedé en la sala de espera.

Me preguntaron si yo estaba bien y traté de que no me revisaran, pero no pude negarme ante la insistencia de una enfermera de bastante edad, que además parecía muy dulce.

Más allá de los moretones y lo aturdida que quedé después de la explosión, no tenía nada grave.

La que sí estaba grave era Kairi, por lo que luego de que me revisaran, me quedé en la sala de espera después de llenar un formulario.

Me comuniqué con el cuartel y esperé alrededor de dos horas, hasta que vi llegar a la comandante por el pasillo.

Tenía su cabello oscuro recogido en un rodete tirante, como las únicas veces que la había visto.
Sus ojos eran rasgados y parecía que no tenía expresión alguna, como casi todos los agentes de rangos altos.

A veces pensaba que tenía que empezar a ser más seria, pero mi personalidad simplemente ya era así.

—Comandante Lee —me levanté de la silla en la que estaba sentada y llevé una mano a mi espalda—, buenas noches.

—Descanse, Keller —dijo con un ánimo bastante raro, como desganada y dejé de estar tensa—. Buenas noches también, si se le puede decir así.

—Riks está estable según los médicos y será trasladada a una sala en un par de horas —informé—. La bala no llegó a dañar ningún órgano vital.

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