(Contenido grotesco, maduro, temas sensibles, trastornos mentales y más)
El teniente Riley se enfrenta a una misión que lo lleva a un hospital psiquiátrico en busca de información crucial sobre grotescos experimentos y un grupo terrorista. Sin emba...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los ojos de Simón se abrieron con pesadez, y una sensación de desgaste parecía permanecer en su imponente cuerpo mientras permanecía inmóvil en la cama. Sus penetrantes ojos miraban el techo mientras su mente era una hoja en blanco, una hoja lista para llenarse de las tareas con la misión que debía completar hoy. Como si estuviera programado, se levantó de la cama con una especie de fatiga permanente. La cama rechinó bajo él, acompañada por el sonido de un ligero crujido de sus articulaciones cuando se sentó en la cama.
"04:00 AM" marcaba el pequeño reloj en la mesa de luz. Sus ojos se desviaron del reloj hacia la ventana, el oscuro cielo nocturno no mostraba ningún agradable paisaje. Unas nubes grises nocturnas escondían las estrellas, sumergiendo todo el paisaje en una oscuridad depresiva. La imponente figura del hombre se levantó de esa pequeña cama, y el suelo del polvoriento y poco cuidado del cuarto resonó bajo él mientras se dirigía hacia el bolso grande sobre la pequeña mesa con función de escritorio.
En poco tiempo, justo cuando comenzaba a organizarse, unos golpes sonaron en su puerta. Ghost ya tenía su uniforme puesto, el pesado atuendo cubierto por capas de ropa y protección, se sentía casi tan pesado como el cansancio permanente en su espalda. Con amargura y su típica aura seria, abrió la puerta, revelando al capitán Price. El hombre lo miró y le hizo un gesto con la cabeza. Detrás del capitán estaban Soap y Gaz, también preparándose para la misión, siguiendo la indicación del capitán.
Los hombres caminaron por los pasillos del cuartel, dirigiéndose hacia el terreno. La pesadez en el cuerpo de Ghost contrastaba con la alegría de Soap, quien hablaba sin parar, mostrando una alegría que siempre resultaba graciosa junto al hombre de la máscara de calavera con su semblante serio y amargado.
Sin embargo, cada uno de ellos estaba consciente de la misión a la que se estaban por enfrentar. El silencio reinó en el grupo mientras dieron al terreno. La fresca brisa golpeó la máscara de Simon, y aunque no podía apreciarlo totalmente por la tela oscura, el viento se coló por la oscura tela de su máscara, refrescando su fatigado rostro. El oscuro cielo de la noche se cernía sobre ellos como una presencia sombría o un manto en el que nada ocurriría sin que él lo supiera. El metal del suelo del helicóptero resonó bajo los pies del grupo al subir, y el ruido de las aspas de metal girando inundó sus oídos mientras emprendían un viaje hacia su desagradable destino.
Un sol mañanero iluminó el cielo, aunque el manto gris de nubes permanecio aún cubriendo el fondo azul. El helicóptero los había dejado hace ya un buen rato, y ahora el grupo de cuatro caminaba por los callejones de ese pequeño pueblo desierto y abandonado. Una mancha del rastro de los terroristas adornaba el pueblo en forma de autos destruidos y sangre seca de hace quién sabe cuánto tiempo. Lo único que quedaba en funcionamiento era ese hospital psiquiátrico, ahora clandestino y usado únicamente para controlar la vida de esa enferma y desesperada gente en experimentos aberrantes, y dios sabe qué otros usos nefastos tenía. Los ojos de Ghost examinaban cada esquina, cada rastro de sangre, cada imperfección, cada rastro del caos de lo que en algún momento fue un pueblo funcional.
