Capítulo 32

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—Ethan me dijo lo que estaban haciendo en mi sala, son unos cochinos.

Me sobresalté en cuanto la oí detrás de mí. Realmente no la sentí llegar, estaba distraída tratando de abrir el envase de vidrio en donde vienen los melocotones que compré. Me giré a ver a Olivia que entraba a la cocina, abrió el refrigerador y buscó un envase igual. Me puse nerviosa de inmediato sabiendo a lo que se refería.

Ella sonrió jocosa, recostando la cadera de la alacena.

—No estábamos haciendo nada —me apresuro a decir.

—Ethan y yo tampoco pero mira —se señala—, estoy embarazada.

Me quedé en silencio, observando mi botella con melocotones como una tonta. Luego se ríe y la veo negar con la cabeza, como si le hubiera dicho algo gracioso.

—Oye, se lo que sienten, también fuimos jóvenes en etapa de cortejo.

Bajé la mirada a mi bocadillo de nuevo, esto realmente es vergonzoso. Lo último que quería era que Olivia me terminara hablando de este tema. Así que pongo mi atención en intentar abrir el bote yo sola.

—Desde que llegaron peleando ayer, de nuevo, Angel apretó la tapa de todos los envases de la casa para que le pidas ayuda —me muerdo el labio, ese tonto. Aun así logro abrirlo—. Resulta que tienes la misma fuerza que él.

Pongo la tapa en la barra de la cocina, entonces Olivia me extiende su envase.

—Pero yo no.

Sonrío, si hay algo que tenemos en común es que nos gustan los melocotones. Aunque ella se los come con crema, dice que al bebé le gusta. Lo tomo y lo abro por ella, pronto me agradece y ambas tomamos un tenedor.

Si, Angel y yo hemos discutido otra vez pero ha sido una tontería.

—¿Está todo bien? —Comienza a comer— Oí que se van de viaje.

Me parece gracioso que Olivia come como si no lo hubiera hecho en días, entonces se llena la boca y parece una pequeña ardilla. Es mayor que yo por muchos años pero es realmente adorable.

—Oh, sí —rápidamente me invento una excusa—. Visitaremos a un pariente mío que esta de cumpleaños. Pensaba ir sola pero Angel quiso acompañarme, esta estresado.

—Estrés es su segundo nombre —vira los ojos—, ha vivido tanto tiempo bajo presión que ahora le está pasando factura. Cuando Diana murió no lo vimos llorar ni una sola vez, pero sabíamos que lo hacía a escondidas porque amanecía con los ojos hinchados —sonríe mientras revuelve su comida—... Y aun así sonreía.

—Puedo ver que Angel es para usted...

—¿Cómo mi hijo? —Se adelanta— Lo es. Lo amamos como si hubiera salido de nosotros. Ethan siempre estuvo atento a Diana durante el embarazo, y cuando Angel nació fue nuestra alegría más grande. Me alegra que después de tantos años reprimiéndose a sí mismo para no ser una carga, por fin se esté permitiendo vivir como merece.

No puedo evitar sentirme nostálgica como ella, y no solo por lo que dice, sino porque veo en su mirada y en la manera en la que se expresa de él que Angel lo es todo para esta familia al igual que ellos lo son todo para él. Mientras que yo no recuerdo mucho a la mía, solo a mis hermanas porque era con quienes más compartía. Y ahora no están, ninguno de ellos. Como me gustaría tener una familia tan orgullosa de mí como lo están los Harrington de Angel.

—Gracias, Nicolette.

—¿A mí? —Ladeo la cabeza— ¿Por qué?

—Por abrirle los ojos a mi niño —encoge los hombros, acercándose—. Por traerlo de regreso a la vida, por recordarle que es un humano con sentimientos.

Bloody Mary #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora