Brooke había tenido una vida relativamente normal durante toda su vida, a pesar de que no se llevaba especialmente bien con madre. No fue hasta ese verano que toda su vida se empezó a venir abajo.
Lo que empezó como una pequeña aventura con un grup...
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— No puedes irte dejando una simple carta y ahora volver como si nada, mamá. — le recrimina Brooke a su madre, quien permanecía en silencio sentada en el sofá del salón.
— Brooklyn, ya he pedido mil disculpas. — repite la mujer por cuarta vez. — De verdad que lo siento, y sé que no me crees pero he cambiado. De hecho, me fui para solucionar mis problemas y empezar de cero, quiero ser la madre que nunca habéis tenido.
Brooke cierra los ojos cuando nota que también habla sobre JJ. Estaba segura de que el rubio no quería a Elisa como madre después de tantos años.
Brooke, quién estaba parada frente a ella, deja salir un suspiro de sus labios, replanteándose lo catastrófica que se había vuelto su vida en tan solo unos meses. No sabía si en algún momento algo volvería a ser como antes.
— Demuéstralo. — suelta Brooke de repente, llamando la atención de su madre. — Demuestra que has cambiado, dime cuales son esos problemas que has resuelto.
Esta vez es el turno de Elisa de suspirar mientras se acomodaba en su sitio, incómoda. Realmente, Brooke se sorprendió cuando vió que su madre estaba dispuesta a hablar, por lo que se sentó en el sofá individual.
— Está bien. — la mujer mira a su hija, insegura, antes de comenzar a hablar. — Ya sabes que tengo una hermana aunque nunca la has conocido porque llevábamos años sin hablarnos. Cuando me alié con Ward para buscar el oro; ella estaba conmigo, ella también quería el oro y cuando le dije que me aparté de la búsqueda por mi hija, comenzó a amenazarme.
Brooke se muerde el labio ante esa repentina confesión. Definitivamente, sus problemas no había acabado.
— No podía permitir que algo de lo que hiciera te afectara, aún menos cuando habías encontrado a JJ. — sigue hablando Elisa. — No sabes de lo que es capaz de hacer por sus propios intereses.
— A estas alturas sé lo que las personas pueden hacer por sus intereses. — dice Brooke para sí misma antes de mirar a su madre. — Entonces, ¿qué eran esos negocios de los que hablabas en la carta que dejaste?
— Me lo inventé. — murmura Elisa. — Supongo que creí que era más fácil que pensárais eso antes que involucraros en los asuntos de mi hermana.
Para ese momento, Elisa Smith tenía sus ojos levemente cristalizados, lo que hizo que el corazón de Brooke se apretara al ver a su madre así. Muy pocas veces la había visto llorar.
— Vale. — Brooke suspira, asintiendo. — Yo también tengo algo que contarte, mamá.
[...]
Habían pasado dos días desde que Elisa Smith había regresado a Outer Banks y para la sorpresa de Brooke, todo estaba llendo bastante bien.
Cuando le confesó a su madre el tema de Axel, pensaba que se lo iba a tomar mal. Pero fue todo lo contrario, la consoló y le dijo que todo estaría bien, que no le iba a pasar nada malo.
También le había comentado que había estado pensado en confesar a la policía el crimen. Elisa se había mostrado muy comprensiva en ese aspecto y le había pedido que la deje hacerse cargo de llamar a un abogado y resolverlo todo.
Eso puso más nerviosa a Brooke porque significaba que de verdad iba a confesar que era una asesina. No quería ir a la cárcel, pero Elisa le aseguró que nada de eso iba a pasar.
Esa noche, Brooke había tenido que quedarse en el hotel hasta tarde para redactar unos informes.
Eran las once de la noche cuando terminó el trabajo, por lo que cerró con llave el despacho y bajó hasta el recibidor de la entrada.
— Hasta mañana, Harold. — se despide la chica agarrando el abrigo que el portero le entregaba.
— Buenas noche, señorita Smith.
Después de regalarle una sonrisa, sale del hotel y camina hasta el aparcamiento. Brooke presiona el botón de su llavero y las luces de su coche iluminan la oscuridad de la noche.
La chica abre la puerta del piloto lista para dejar caer su bolso en el asiento, pero escucha un ruido detrás suya.
— ¿Hola? — Brooke mira a su alrededor, pero no hay rastro de nadie.
Sintiéndose incómoda, Brooke deja su bolso en el asiento de copiloto y antes de que pueda subir al auto, siente como un brazo le rodea el cuello haciendo que deje escapar un grito, pero entonces una mano le tapa la boca con un trapo que huele a una sustancia muy fuerte.
Ella intenta liberarse del agarre pero le es imposible cuando siente como todo su cuerpo comienza a flaquear y sus ojos pierden visión.
Nota de la autora.🪐
•Vale, amo cuando hay escenas de miedo, lo siento Brooke.
•Pero ahora sí comienza la tercera temporada, mi gente.🤘🤘
