Día 5: Fantasía

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Línea Original. PWP. Contenido sexual; eres libre de saltarte esta parte si el contenido no te agrada. Lenguaje explícito. Edades alteradas (rondan la mayoría de edad).

Escrito durante la emisión del capítulo 17 del cómic. Basado en la versión Canvas.

«Dulces porciones de piel que lo llevaban al paraíso».

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Escucha, sí; existen muchas cosas buenas en el mundo, pero piensa en esto:

     Muslos.

     Suaves y firmes proporciones de piel que se pueden apretujar, acariciar y morder. Sí, claro que un buen pecho también es maravilloso, sin importar si se trata de un hombre o de una mujer; pero, ¿qué tiene eso que ofrecer contra un par de buenos muslos? Deliciosas porciones de carne que se pueden sujetar de mil maneras; suave, tierna y dulce piel que chupar y lamer, muy disfrutable si encuentras el par correcto. Incluso el nombre suena bien; apetitoso y atrayente.

     Entonces, esa idea en realidad solo era un pensamiento muy poco frecuente en Brayan, a quien poco le interesaban ese tipo de cosas; él tenía cosas más importantes en las que pensar. Es decir, hasta que tuvo que convivir con Kevin. En serio, jamás había visto los muslos como algo más allá de un elemento estético que a las mujeres les gustaba lucir; por él estaba bien, a él le gustaba mirar de vez en cuando. Pero, ¿qué tan seguido se pueden apreciar los muslos de un chico?

     Piel blanca, lisa, tersa, tierna, preciosa, tan libre de marcas. Oh, sería tan bueno hundirle los colmillos. Chupar hasta dejarlo con la piel irritada y oírlo suplicar, con ojitos llorosos y voz quebrada.

     Nunca encontraba la oportunidad de mirar (mucho menos de tocar), no más allá de cuando el movimiento brusco meneaba la tela de sus pantalones cortos, lo suficiente como para dejarle ver un poco de lo que tanto quería. Solía decir que si no ayudaba era solo porque no quería meterse en peleas ajenas, pero en realidad le gustaba ver en primera fila a Kevin moviéndose; siempre tenía la misma expresión de piedra (algunas veces de fastidio) y se preguntaba qué otras caras podría hacer. Kevin era ágil, ligero y flexible; se movía como un gato cazador.

     Un día se le presentó la tan ansiada oportunidad.

     Pensar que el torneo sería fácil era ser ingenuo; pensar que se podría sobrevivir sin recibir al menos unas cuantas cicatrices era ser idiota. Todo el mundo recibiría al menos unas pocas, era parte del juego; el lugar variaba dependiendo de la pelea; y la profundidad, de la habilidad. Brayan nunca olvidaría cuando Kevin se presentó con algunos rasguños en las piernas; pequeñas y finas líneas irritadas que subían desde sus pantorrillas hasta perderse bajo la tela de sus pantalones cortos. En otra situación eso habría excitado a Brayan más de lo que debería debido a las posibilidades, pero la molesta idea de «alguien más se atrevió a marcarle la piel» no le permitían disfrutar adecuadamente.

     —¿Quieres atención médica? —preguntó Yeni cuando lo vio; solo se estaba burlando de él, no era nada grave. Kevin rodó los ojos.

     —Puedes usar esto —ofreció Luz, brindándole un frasco de vaselina—, para que te ayude.

     Luz le había explicado las propiedades de la vaselina, propiedades que Kevin ya conocía; era demasiado pura y dulce y Kevin se habría sentido como escoria si rechazaba su ayuda. Así que se guardó el frasco en el bolsillo y masculló un gracias.

Acopio [ EBW ; Brayan & Kevin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora