Antes de salir de casa dejé una nota en el refrigerador para no preocupar a mis tíos. Sí, tengo veinticinco años pero vivir bajo su techo implica dar explicaciones pues básicamente dependo de ellos, y ellos dependen emocionalmente de mi bienestar. No es lo mismo vivir solo que acompañado, tengas la edad que tengas.
Salí, tomé las llaves del auto y lo saqué del garaje. Ambos se encuentran en casa pero salgo tanto a la calle que ni siquiera preguntan a dónde voy, por ese motivo dejé una explicación breve y mentirosa en una nota mal escrita que les costará leer. Dejé la caja de la mini pizza con ya tan solo tres trozos en el asiento copiloto y arranqué después de cerrar. Suspiré con las manos al volante, entonces cambié la velocidad con la palanca y salí a la avenida principal.
Ni siquiera es demasiado tarde, de hecho, recién anochece. Por lo tanto el tránsito sigue siendo tedioso y en lugar de estresarme me relaja, me hace sentir como si solo detuviera yendo al súper mercado y no saliendo de la ciudad en un nervioso y desesperado arrebato de emociones. Bangor es grande, no tanto como Cardiff pero lo es al fin y al cabo, y a esta hora me llevará al menos tres horas o un poco más llegar a la capital.
Cuando salí a la autopista mi teléfono comenzó a sonar, a sabiendas de que se trataba de mis tíos no contesté. Y cuando el silencio perduró comencé a tener más sueño.
Así estuve tres horas en carretera, bostezando y mordisqueando una pizza fría. Cuando ya faltaban unos treinta minutos de camino decidí parar en una tienda de conveniencia veinticuatro horas al lado de la estación de gasolina. Estacioné, salí y caminé con pereza hasta empujar la puerta de vidrio del local. Bostezando de nuevo escogí un paquete de galletas, destaco que las mismas que vi a Gretta comer, y café.
Regresé al auto y seguí con lo mío, ignorando el hecho de que mi teléfono había vuelto a sonar en lo que arrancaba. Si algo me enseñaron es a ser responsable en todo el sentido de la palabra, así que no voy a responder el teléfono hasta dejar de conducir. Olvidé conectarlo al auto, así que tampoco recibo la llamada en la pantalla que justo ahora solo me indica por dónde estoy yendo.
Nunca he ido a Cardiff, bueno no solo y mucho menos conduciendo. Siempre venia con mis tíos o con mis colegas para algún congreso y eso era todo.
Supe que llegué cuando los letreros lo indicaron, y lo confirmé cuando las luces y rascacielos de la ciudad me recibieron minutos después. Entonces me orillé en el camino y decidí que ya era buen momento para tomar mi teléfono.
—Seis llamadas de mi tía, quince de mi tío —murmuré revisando el historial—, oh, Tara me escribió.
Qué locura estás cometiendo y por qué lo haces sin mí?
Te han llamado?
Les dije que estoy en medio de una cita, que no sabía nada de ti desde esta tarde. A ti no pueden descuidarte porque ya vas rumbo a Brasil
¿Brasil? No, estoy en Cardiff
Les dejaste una nota verdad? No hagas eso no ves que tu caligrafía es terrible? Grandísimo tonto
—No puede ser —murmuré. Marqué rápidamente el número de mi tía y bastó un solo tono para que contestara.
—¿Qué mierda harás en Brasil, niño trastornado? —Oliv fue quien contestó pero al oír a mi tío supe que estaba en alta voz.
—No le hables así al niño.
—Cállate.
—Estoy bien —contesté—, y ahí no dice Brasil, dice Cardiff, genios.
—Ah, no está muy lejos entonces —dijo ella—. Bueno Angel, cuídate ¡Adiós!
Increíble. Escuché a ambos forcejear seguramente porque mi tío quería regañarme, dramatizar y exagerar con que hay un mucho peligro en el mundo para que yo ande por ahí solo y de noche. Es que ya puedo imaginarlo, y por eso ella no le dejó hablar. Tía Oliv es muy diferente a tío Ethan, y mientras él me sobre protege ella se la pasa diciendo que debo aprender a cometer errores y enmendarlos, así como también es partidaria, al igual que yo, de las experiencias que se ganan con los riesgos.
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Bloody Mary #1
VampireGretta es la última sobreviviente de la dinastía Khöning, la casa real representante de toda una especie. Y con la misteriosa muerte de su familia se revelan varias verdades que ella no sabía que ya conocía. Con la ayuda de un humano noble y sus ami...