Necesitaba una siesta para reponer energía, bueno, me exijo pensar que realmente descanso. Es extraño que siempre me encuentre cansado y con sueño, trabajo duro en la empresa, pero jamás abuso de mi cuerpo. Aunque pensándolo bien, puede ser que el insomnio de años esté haciendo estragos en mi persona. Odio tener ese sueño, que, si pasa a un gato por el techo, lo escucho. Como sea, aquí me quedaré en la cama para siempre, nada me hará salir de aquí. He dicho.
—¡Mimiiiiii! Asómate por la ventana para que veas quién camina por la acera de enfrenteeeee —grita mi amigo desde la planta baja de la casa.
Mis sentidos se despiertan. Abro los ojos rápidamente y me levanto como poseído de la cama. Tropiezo con unos zapatos en el piso que casi me hacen caer del otro lado de la ventana, logro frenarme a tiempo y volteo hacía la calle.
Mi corazón se acelera emocionado mientras sonrío y suspiro como tonto al verlo frente a mí. Lo observo en silencio, disfrutando de su existencia a lo lejos. Es tan perfecto que a veces pienso que es un espejismo, un sueño o un ángel que se escapó del cielo. Amo su cabello negro que contrasta a la perfección con el tono de su piel. Los dientes que se asoman entre sus labios cuando sonríe, son mi debilidad. Los tatuajes en su piel lo hacen parecer un chico rudo y me encanta. Su forma de caminar es elegante, se sabe atractivo y lo presume a cada paso. Jungkook, es el amor de mi vida.
Tengo suerte que vivamos por el mismo rumbo, aunque lo veo más seguido en el bufete de abogados que está frente a mi empresa. La primera vez que lo vi, fue hace 2 años. Se veía tan guapo y sexy con su traje sastre, que caí rendido a sus pies.
Suspiro y reacciono dejando a un lado los recuerdos.
¡Auch!, mi corazón se estruja al ver como se le acerca una de esas chicas flacas que siempre se le resbalan. ¡Vaya!, se ve muuuuuy necesitada y no lo digo por envidia, bueno, sí, desearía estar en su lugar.
La chica va sonriendo mientras parece platicarle algo. De pronto, veo como la atrevida le estampa un beso en la mejilla y Jungkook detiene su andar. Le sonríe y la toma por la cintura acercándola a su cuerpo para unir sus labios con los de ella.
¡Suficiente!, tampoco voy a torturarme de esta manera.
Me alejo de la ventana y me aviento en la cama, evitando verme en el espejo de la habitación. Odio mi reflejo.
No importa cuánto lo piense, no soy feliz en este cuerpo. Si tan solo estuviera delgado, tal vez Jungkook sabría que existo.
Sí, ésta es mi realidad. Siento que la gran mayoría de los chicos guapos solo se fijan en las personas de buen cuerpo, ni la cara les ha de importar.
Mucha gente me dice:
"Eres lindo, pero si fueras delgado lo serías aún más".
"No estás gordito, estas rellenito".
"Solo acéptate como eres".
"Tienes dinero, realízate una liposucción".
Yo solo guardo silencio y sonrío por educación.
En general, mis conocidos son delgados como una tabla y tienen a quién desean a sus pies. Yo solo puedo contemplar al chico que me gusta desde lejos, decepcionado y resignado a vivir en este enorme cuerpo que seguro, jamás llamará su atención.
Es una misión imposible ser atractivo para un hetero sexy, al que le sobran las chicas. Pero aún no me rindo. Solo necesito estar delgado. Buscaré en internet alguna dieta en tendencia para empezar lo más pronto posible. He realizado tantas, que temo repetir lo de siempre, bajar unos cuantos kilos, para que zas, llegue el efecto rebote haciéndome engordar más de lo que ya estaba. Aun así, seguiré intentándolo hasta lograr mi objetivo.
—Jimin, ¿lo viste? —entra Tae emocionado a la habitación.
Salgo de mis pensamientos y me incorporo mientras él se sienta.
—Sí, lo vi —digo con decepción bajando la mirada.
—Pero no pongas esa carita, de saber que te pondrías triste no te hubiera dicho que iba pasando. Te aseguro, que un día ese idiota notará tu belleza y se acercará a ti, ya verás —acaricia mi espalda.
—Está bien Tae, verlo de lejitos, me llena de alegría el corazón y eso es suficiente para mí.
—¡Ánimo amigo! —frota mi hombro y se levanta de golpe— ¡Ya sé!, vamos a distraernos en la noche, es viernes de tangas en mi antro favorito —empieza a mover sus manos emocionado y a bailar de forma sexy.
Muero de risa, no sé que haría sin sus ocurrencias.
—Ok, ok, salgamos, pero al cine.
—¿En serio?, ¿prefieres estar sentado comiendo palomitas, que estar pegado a un sexy chico, bailando, tomando alcohol y jalándole la tanga?
—Sip.
—¡No inventes!, ¿y si vamos al cine y luego al bar?, anda, ¿si?, por fa, quiero jalar tangas.
—Nop.
—Está bien monosílabo, vamos al cine.
—Bien.
Se pone serio, me voltea a ver y estallamos en risas. Siempre hacemos lo mismo.
Con los boletos en mano, nos dirigimos a la dulcería, compramos palomitas con mantequilla y caramelo. ¡Ah!, también refrescos light para que no sean tantas calorías, jaja, na, es que nos gusta el sabor, de antemano sabemos que las calorías no se reducen. Llevamos servilletas y muuuuucho chile, sí, también en Corea degustamos eso, sobre todo en el cine.
Terminamos nuestras compras y empezamos a buscar la sala 9. Localizamos los lugares y antes de sentarme logro ver a Jungkook en un rincón, comiéndose a besos a una chica. Suspiro y me siento para no seguir viendo la escena. Sí, eso me pone triste, pero, ¿qué puedo hacer?
Qué suerte de que Tae no los viera, sino, ya estaría aventándoles palomitas enchiladas a la cara, lo conozco demasiado.
Acomodamos las provisiones estratégicamente y listo. Estoy decidido a no voltear para disfrutar de la película y de la compañía de mi amigo. Aunque en el fondo sé que lloraré y no será por la película.
Han apagado las luces, esto va a empezar.
💜Gracias por darle una oportunidad a esta historia. No soy escritora profesional, así que los capítulos son cortos, una disculpa, sigo aprendiendo sobre esto. 💜
Espero que el mensaje que deseo transmitir te llegue al corazón.
Ya te amo por estar aquí.
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A Birthday Wish [Kookmin]
RomanceJimin sufre de sobrepeso y está perdidamente enamorado de Jungkook, un sexy mujeriego. Cansado de su físico y al escuchar palabras de rechazo por parte de él, decide hacer un cambio radical. ¿Ahora que tiene el cuerpo que siempre quiso, podrá ser fe...