1. El playboy

                                    

                                          


 Era marzo, Khaotung estaba en su segundo año de universidad. Por milésima vez se encontraba en los pasillos, rodeado de una multitud de mujeres gritando cursiladas y, enfrente suyo, una linda y atrevida chica que quería salir con él.
—P'Khaotung, ¿qué te parece si salimos este viernes? Me gustaría pasar un rato contigo —sonrió coquetamente.
—Me encantaría, dame tu número y así concretamos hora —le guiñó el ojo.
—¡Oh dios mío, que suertuda es esa chica, va a salir con P'Khaotung! —se oyó entre los gritos de la multitud.
—P'Khaotung, yo también quiero salir contigo
—Yo también
—¡Y yo!
Varias chicas gritaban, pues todas ansiaban salir con él.
Al poco tiempo apareció Neo, su mejor amigo y compañero de clase.
—Bueno, bueno, bueno... ¿Qué hay por aquí?, ¿lo de siempre no? Qué popular es mi amigo... —se reía.
—¿Y tú?, ¿qué haces aquí parado? Ve a clase, anda —contestó Khaotung.
—Sisi, ya voy, pero te vienes conmigo —tiró del brazo de su mejor amigo.
—Estoy perfectamente aquí, iré después —se negó.
—La primera clase está por empezar y prometí hacerme cargo de ti, así que vamos a clase ahora mismo —volvió a tirar de él con más fuerza.
El moreno quería mucho a su mejor amigo, pero en ese momento quería estrangularlo...
—Bueno chicas, hablamos más tarde... ¡Cuídense hermosuras! —Khaotung se despidió con una amplia sonrisa, siendo arrastrado por Neo.
—¡Cuídate P'Khaotung! —se oía gritar a toda la multitud.
Cuando volteó hacia adelante, su sonrisa desapareció.
—P'Khaotung, P'Khaotung —Neo imitaba a las chicas con voz aguda, burlándose.
El mencionado se soltó del agarre y fulminó con la mirada a su mejor amigo.
—Oye... No hace falta que te tomes tan en serio las palabras de mis padres —se cruzó de brazos.
—Mira Khao... no quiero tener problemas con tus padres, sabes perfectamente como son... Y esto en parte es culpa tuya...
—¿Qué?, ¿es mi culpa que no me dejen hacer casi nada sin tu supervisión? ¿Y que te hayan hecho responsable de mí? —se empezó a alterar.
—Sí, es tu culpa. ¡Si no fueras tan viva la vida, pasota y rebelde, no hubiesen decidido eso!
—Ahh, ¿así soy, no?
—¡Sí! Lo único que te importa es pasarlo bien y estoy bien con eso, pero en la vida hay cosas más importantes...
—Bueno, no me sueltes ese sermón de nuevo y vayamos a clase —apresuró el paso.
Al llegar al aula fueron directamente a sus asientos, al final del todo. Habían conseguido llegar antes que la profesora de inglés, la Srta. Sani.
Khaotung se sentaba junto a la ventana, y como se aburría, pasó la mayor parte de la lección dormido o mirando a través de la ventana.
Al ser tantos alumnos, la profesora no se daba cuenta si alguien no prestaba atención a sus clases.
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