Bello durmiente

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🚨 Antes de leer toma en cuenta que hay consumo de sustancias, somnofilia y no consentimiento 🚨

Mientras Mikey estaba fuera de Japón Sanzu se encargaba no solo de liderar en su nombre, también de cuidar su posesión más valiosa: Hanagaki Takemichi. Al principio había sido un fastidio, pero con el tiempo el fastidio se convirtió en fascinación, ese mugroso tenía algo que terminaba encantando a todos.

Llegó al punto en que se sintio cómo si le faltará el oxígeno, le enfurecía ver a Mikey tomando lo que el quería, pero así era su vida ¿No? Mikey tomaba,  tomaba y tomaba y no le importaba nada ¿No era injusto que aún en el infierno Mikey tuviera un pedazo de cielo? ¿No estaban todos condenados por su culpa? Entonces ¿Por qué Mikey podía tener un respiro mientras los demás se ahogaban?

Sanzu siempre había jurado ser leal a Mikey y lo era de verdad, pero por primera vez en su vida anhelaba poseer algo de su rey ¿Quién podría culparlo cuando el tipo tenía a todos en Bonten comiendo de la palma de su mano?

Había empezado como una sucia fantasía mientras miraba porno, la idea de cogerse a alguien inconsciente siempre le había calentado bastante, luego ese alguien tomo el bonito rostro Takemichi. Realmente no había planeado hacerlo, pero todo se había puesto a su favor, de repente un día se vio consiguiendo la droga necesaria para noquearlo y cuando sus más fieros protectores se ausentaron al mismo tiempo, decidió que por una vez el tomaría el respiro, aunque fuera por un momento el tendría el cielo.

Ya lo tenía todo planeado y preparado.


***


Sanzu estaba tranquilamente terminando su trago mientras sonreía, le alegraba enfermizamente ver a Takemichi tomar la bebida que el mismo le había preparado especialmente. Estaba demasiado feliz porque solo debía esperar y sus sueños más sucios se harían realidad. No tuvo que esperar mucho, cuando vio al pelinegro marcharse dando tumbos contra las paredes supo que la diversión estaba por comenzar.

Takemichi entro a su habitación tambaleándose, no entendía porque estaba tan mareado si solo había tomado un par de copas. Como pudo se aventó sobre la cama y se quedó dormido mientras aspiraba el aroma de su Mikey.

Sanzu siguió a Takemichi con calma y en silencio, cuando entro en la habitación y vio a su premio tirado boca abajo sobre la gran cama se relamió los labios con gusto, la emoción corrió por sus venas y no necesito más droga que la adrenalina y la lujuria.

Se acercó a la cama y acaricio con delicadeza el sedoso cabello negro, con el índice recorrió un poco de la piel del bonito rostro, si Mikey supiera lo que le iba a hacer a su adoración seguramente lo mataría con sus propias manos, pero “ojos que no ven, corazón que no siente ¿Cierto Mikey?” dijo a la nada.

Mientras más miraba a la persona inconsciente su pantalón más se apretaba sobre su entrepierna, anticipando todo lo que le podría hacer. Su mano recorrió la columna bajando hasta el trasero que apretó y amaso a su antojo, casi sentía que podía babear.

Sin soportar el impulso, comenzó a frotar su erección vestida sobre ese perfecto par de glúteos, llevaba tanto tiempo deseando hacerlo, cada que estaban cerca en un elevador o cuando lo veía inclinado sobre alguna mesa, solo quería tomarlo y embestirlo, así que poder disfrutar de la perversa sensación ahora lo tenía al límite, su erección encajaba perfectamente y estaba tan excitado que su humedad ya manchaba sus costosos pantalones.
Uso toda la fuerza de voluntad que tenía para dejar de moverse contra el cuerpo, cuando se separó obtuvo los condones y el lubricante que dejo sobre la cama, luego se quitó el chaleco, el cinturón y giro a Takemichi poniéndolo boca arriba.

Dulces sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora