capitulo 18

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Aadya

— ¿Qué quieres decir?

— ¿He estado mal...en como demuestro mi afecto hacia ti? — pregunto mirando sus ojos negros y Sebastián sonríe.

— ¿Tu crees que alucinaria contigo, si mostraras mal tu afecto? — guardo silencio al escuchar su respuesta y dejo caer mi frente  en su hombro sin lastimarme.

— Solo quiero...amarte bien.

— ¿Quieres amarme bien?

— Si.

— Yo igual quiero hacerlo.

— Tú lo haces bien.

— Muchas gracias mi Luna, me satisface saber que te lo hago bien — Dice entre sonrisas y yo levanto mi rostro para verlo.

— Estamos hablando en serio.

— Lo sé, lo sé,  pero entonces ya que estamos hablando en serio que tal, si empezamos poniendo todo en orden.

— ¿Qué quieres decir?

— Yo no te mentiré, nunca, jamás lo volveré hacer, pero tú tienes que prometerme que no te expondrás cómo lo haz hecho, amo como eres, lo juro, amo tus bromas y tus ocurrencias hacia mi, amo que tengas un espíritu de niña y salgas a divertirte, amo que quieras resolverlo todo, pero así como yo estoy dispuesto a escuchar y pedir tu opinión sobre  cualquier asunto, tu también lo harás. No más secretos, no más decisiones separadas y sino estamos de acuerdo en algo, no se hará nada, no hasta que  lleguemos a un acuerdo. ¿Sí? — pregunta mientras toma mi barbilla con una de sus manos, la levanta y deja un beso corto abajo de ella.

Mi cuerpo tiembla al sentir su contacto, recargo mi cabeza en su hombro y abrazo a Sebastián evitando que lo vuelva hacer

— Si. — Respondo y Sebastián suelta una pequeña risa.

— Por qué te escondes — susurra, entierra su rostro en mi cuello, inhala mi aroma y siento el calor saliendo de su boca al soltar el aire,  aflojó mi agarre de su cuello para alejarme un poco pero antes de poder hacer cualquier moviendo, Sebastián deja un beso corto en mi cuello y sus manos que se encontraban en mi cintura las baja hasta mis glúteos y los aprieta.

Mi cuerpo dio un pequeño brinco al sentir sus manos y su respiración en mi cuello, pero no me dejó mover. — N-No hemos cenado. — digo tratando de calmarlo pero es inútil, su cuerpo está empezando arder y el mío siente como si hubiera pasado una eternidad  desde la última vez que me tocó así y desde que estuvimos juntos, por eso su tacto me hace temblar.

— Dijiste que me ibas a demostrar que eras real. ¿acaso me mentiste? — pregunta muy despacio y cerca de mi oído mientras empieza a mover mis caderas de arriba a bajo.

— N-No... — suelto con dificultad mientras me aferró a su cuello y a sus caderas de nuevo al sentir su roce duro que me provoca escalofríos por todo mi cuerpo; sin embargo estoy oliendo a los chicos muy cerca de aquí. — pero

— Pero ¿Qué...

— ¡¡Aadya!! — Gritan desde afuera de la casa pero Sebastián no se detiene.

— Sebasti-án, espe- ra — pido mientras pongo mis manos es sus hombros para que deje de mover mis caderas.

— ¡Aadya, somos nosotros!

— Están bromeando ¿verdad? — gruñe Sebastián al oír que tocan la puerta, lleva su rostro a mi cuello y lo empieza a besar

— No, creo que no. — susurro y con mis manos agarro su rostro y lo alejo de mi cuello para que se tranquilice.

— Me prometiste algo — dice sin dejar de ver mis ojos hechizado por el ambiente pero después desvía su mirada a mis labios y los nervios llegan a mi.

— Eso cierto y aún puedo cumplirlo — digo sin soltar su rostro y lo beso al no poder con la tentación de su mirada sobre mis labios, Sebastián sigue el beso, lleva sus manos a mi espalda y la empieza a recorrer de arriba a bajo, mientras que yo dejo de abrazarlo de la cintura con mis piernas y lo empujo sobre la cama para quedar arriba de él. — Dime ¿qué quieres? — pregunto sobre sus labios —  ¿El labio, el hombro o el brazo?

— ¿De que hablas? — pregunta dejándose llevar sin dejar de besar mis labios sintiendo como su temperatura corporal sube.

— ¡Aadya! ¡están ahí!

— So-lo escoje una... — digo y Sebastián sin tener la intención de detenerse me besa y mete una de sus manos por debajo de mí playera.

— E-El brazo — dice soltando mis labios para empezar a besar mi cuello y mi hombro; sin embargo antes de que su mano llegue más lejos al igual que sus besos. Yo llevo mi mano a su brazo, deslizo con delicadeza mi mano sobre su brazo y con mis dedos le doy un pequeño y diminuto  pellizco, para que se detenga.

— ¡Auh! — se queja al instante y saca su mano de mi playera para sobarse. — ¿por qué hiciste...

— Ves como si soy real — digo mientras le doy un corto beso en los labios, me enderezó y le sonrio.

— De está no te salvas — dice tratando de agarrarme, pero antes de que lo haga me quitó rápido de él. Sebastián queda sentado en la orilla de la cama y sonríe al verme parada en frente de la puerta de baño y sin verlo venir me acorrala contra la puerta y sonrie con malicia.

— No puedes dejarme así dos veces mi Luna. — habla tan cerca de mis labios que siento su respiración en la comisura de los míos. rosa mis labios con su dedo pulgar pero antes de que me bese pongo mi dedo índice sobre sus labios.

— Tenemos visitas — digo y le doy un beso pero sin quitar mi dedo — Mi Alfa. — quitó mi dedo y escucho como ronronea Left, pero salgo de la habitación antes de que Sebastián y Left quieran agarrarme.

Bajo las escaleras y durante la trayectoria a la puerta, me acomodo mi ropa y mi cabello.

llegó a la puerta y veo que Sebastián viene bajando las escaleras, pongo mi mano en la manija pero antes de poder abrirla Sebastián llega a mi, pone su mano sobre la mía y se coloca atrás de mi.

— No te alejes de mi — susurra en mi oído — No quiero parecer un caliente frente a tus amigos — dice y siento un bulto atrás de mi, me tenso y él lo nota. — no te preocupes, trataré de controlarme, solo te abrazaré hasta que baje. —  explica. Quita su mano de la manija, la lleva a mi cintura y me abraza por completo para que yo pueda abrir la puerta.

El Deseo de la Luna "Restauración"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora