Capítulo 32

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Hugo.

—Hugo...

Unas manos intentan moverme y yo gruño volviendo a mi posición para dormir. Estoy agotado.

—Hugo...

Inevitablemente debo despertar.

—¿Qué...? —pregunto de mala gana, aún con el sueño encima.

—Tu hermano está aquí.

Clio tiene una expresión preocupada que me hace incorporarme de la cama.

—¿Axel está aquí? —asiente y yo suspiro cansado—. ¿Qué hace aquí tan temprano?

—No lo sé. Pero se ve muy consternado.

—Bajaré en unos minutos, primero tengo que vestirme.

—De acuerdo.

—Gracias.

Ella asiente y segundos después ha salido de la habitación, dándome privacidad.

No entiendo porque mi hermano esta aquí. Se supone que acaba de casarse hace dos días y en este momento debería estar disfrutando de una bella luna de miel.

Es demasiado raro que me asusta lo que pueda decirme.

Ya listo bajo tranquilo las escaleras hasta llegar a la sala donde mi hermano me espera. Quiero pensar que solo es una maldita broma, pero su nerviosismo me hace pensar que algo demasiado grave pasa.

—¿Qué haces aquí? —me siento en uno de los sillones mientras él me mira.

—Tengo que decirte algo, y temo... que no te va a gustar.

Mi preocupación aumenta.

—¿Qué pasa?

—Es Sofía.

Mi pulso se dispara sin control.

—¿Le pasó algo malo?

—Se fue, Hugo.

Creo que no he escuchado muy bien.

Le pido que lo repita y así lo hace, dándome la misma respuesta que pone en alerta todos mis sentidos.

—¿Cómo qué se fue?

Me pongo de pie, ahora adoptando la misma actitud de nerviosismo de mi hermano. Es que no lo creo. No puedo ser cierto.

—Nadie sabe a donde. Desapareció ayer por la noche. Una de las empleadas fue a su habitación esta mañana y no encontró ni sus cosas ni a ella.

—Dime que es broma.

—Eso quiero que sea —me dice frustrado mientras revuelve su cabello—. Ámber no ha dejado de llorar.

—Maldita sea.

******

—¿Estás seguro de que no dejó ninguna pista?

Axel suspira cansado y estoy seguro de que esta a punto de romperme algún adorno en la cabeza.

—Por décima vez Hugo, no. No hay nada.

—Lo siento, pero estoy muy angustiado.

—¿Acaso te imaginas como está la familia ahora? Papá se ha ofrecido a dar algunas tropas de soldados para buscarla.

Papá...

Para él, Sofía siempre fue como su hija, y le dolió tanto como a su familia verla sufrir por mi.

EL REENCUENTRO (Sofía y Hugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora