Capítulo treinta y nueve

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JOY

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JOY

LO-SA-BÍ-A.

Luego de recorrer los pasillos del museo, nos hemos ido a un restaurante cercano para cenar y pasar el rato. Como haría un grupo de amigos cualquiera. La verdad es que me sorprende lo fácil que consigue Blake que uno se olvide de que él es una celebridad. En especial cuando se pone por completo en modo «papá» con las niñas. Ahora mismo una de ellas está profundamente dormida en el cochecito y la otra, que por alguna misteriosa razón lucha contra el sueño, recibe palmaditas en la espalda para ayudarla a dormir.

—Eso explica mucho —Blake, pensativo, esboza una mueca luego de que Alex le contara, sin entrar en muchos detalles, que la agencia que lo representaba en Estados Unidos le había saboteado todo el tiempo.

—¿Qué cosa?

—Durante el tour de medios de Líneas Enemigas Gordon mencionó que quería trabajar contigo en un nuevo proyecto. No como doble de riesgo, ¿me entiendes? Sabía que tú querías algo diferente. —Revela sin dejar de dar palmaditas en la espalda de la niña, que al parecer por fin se ha quedado dormida—. Dijo que llamó para hacerte una propuesta y ellos contestaron que no estabas interesado.

Contemplo a Alex con disimulo. Creo que hay un atisbo de asombro en su expresión, pero rápidamente éste da paso a la decepción. Aunque lo intenta ocultar con una sonrisa, no le funciona muy bien. Supongo que no es tanto por el hecho de haber perdido una oportunidad con ese importante director, debe ser más por el recordatorio de que fue obra de su mamá.

Aprieto su mano bajo la mesa. Él me da una rápida mirada y sonríe, como diciendo «estoy bien, no pasa nada».

—Me sorprende lo de Gordon, pero no la respuesta que le dieron. Por desgracia.

—Lamento que pasaras por una mierda así. —Blake chasquea la lengua—. Deberías demandar a esos cabrones.

Alex, vacilante, se pasa una mano por la frente y suelta un suspiro. No parece listo para contar la parte que involucra a su mamá en todo ese desmadre.

—Estoy trabajando en recuperar mi confianza primero —le explica—. Por ahora me enfoco en eso.

—Es cierto. Y va por buen camino —añado, ofreciéndole una mirada que, espero, le haga saber lo orgullosa que me siento de él.

Porque lo intenta cada día. Porque da lo mejor de sí en cada cinta que grabamos, aunque todavía no haya resultados. Porque lucha contra esa burbuja de negatividad en la que estuvo atrapado. Porque sí, simplemente.

—Me alegra escucharlo —Blake le ofrece una sonrisa sincera a la vez que se levanta para recostar a su pequeña hija en el cochecito. La acomoda en el espacio libre, junto a su hermanita, y luego vuelve a sentarse frente a nosotros—. Pero si en algún momento decides presentar cargos contra ellos o hacer público lo que hicieron, que sepas que vamos a apoyarte.

Sol de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora