e l e v e n.

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Luego de ganar limpiamente el partido contra Uruguay nos enteramos que íbamos a jugar contra Alemania, así que continuamos preparándonos para ese partido. A juzgar el desenlace que tuvo el primero realizado, tratamos de pensar en las técnicas sucias de juego que podrían tener y cómo esquivarlas o hacerlas notorias para utilizarlas a nuestro favor.

— Entonces si un sujeto de la defensa se desliza en el suelo agresivamente tienen dos opciones; intentar saltar con la pelota en el aire o perder la misma y esquivarlo, si pueden hacer la primera dentro del área eso les va a garantizar el gol. — Explicaba nuestro director luego de haber estado analizando cada jugada de las diferentes selecciones para evitar que se le escape cualquier detalle.

Luego de entender todo lo que debíamos hacer empezamos a calentar. Eran las 7:30 de la mañana, hacía un poco de frío así que llevábamos el uniforme largo. Comenzamos con un par de vueltas a la cancha, luego enlongamiento de los músculos, abdominales, algunas lagartijas y empezamos a hacer zig zag entre los conos para mejorar el manejo del movimiento. Primero fue sin pelota y luego con.

Esa mañana tenía un presentimiento extraño, algo me decía que no debía estar demasiado tranquilo para lo que se venía y yo no entendía si era algo relacionado al partido de esa misma noche o completamente externo, dios sabrá lo que nos esperaba.

Hicimos diversos ejercicios para la entrada en calor, luego nos dividimos en dos equipos y empezamos a jugar implementando todos los consejos que nos habían dado una hora atrás. Todo iba normalmente hasta que escuché a alguien gritar mi nombre, una voz que conocía perfectamente.

— ¡SON HEUNGMIN, YO TE MATO!

— ¿Cuti?

Dos horas antes.

La noche anterior había programado una alarma para no quedarme dormido al momento de ir a buscar el resultado de mis análisis. Fui el primero en levantarse y antes de salir me di una rápida ducha con agua fría para despabilarme sin importarme si llegaba a despertar a los demás o no.

Mientras me vestía me acordé que todos se comunicaba en inglés acá y necesitaba llegar a alguien que me ayude, así que una vez que estuve listo me acerqué a la cama de Emiliano para moverlo.

Me costó despertarlo porque tenía el sueño pesado y además roncaba cual motor sin aceite. Lo estuve zamarreando un buen rato hasta que se despertó.

— Que pendejo rompe bolas, ¿Qué mierda queres? — Preguntó mientras me daba un manotazo para que me aleje.

— ¿Me acompañas a buscar mis análisis? Porfa.

— No. —Se dió la vuelta dispuesto a seguir durmiendo.

— Dale hijo de puta, yo no les entiendo nada de lo que dicen!

— ¡Shh! Dejen de gritar carajo. — Habló Rodrigo ya de mal humor por interrumpir su sueño.

— Vos no te metas, fantasma fan de tini. — Suspiré mientras volvía mi atención a Dibu.

— En serio, acompañame o le digo a Leo que fue tu idea llenar un balde de espuma y ponerlo arriba de su puerta por su cumpleaños.

Me empezó a putear de nuevo mientras se levantaba y empezaba a vestirse también, yo estaba medio feliz porque por fin sabría qué era lo que tenía y no tendría que encargarme de hablar con los doctores para eso. Si todo se solucionaba podría recibir medicamentos para curarme y volver a jugar en paz.

Opuestos. [CutiSon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora