15-Injusticias y cumpleaños

                                    

                                          
-Recuerden que hoy es la fiesta de cumpleaños de la señorita Tashigi, la reunión será en el salón/restaurante que está cerca de la orilla del mar: Baratie. La fiesta inicia a las 8 PM para que tengan tiempo de venir a cambiarse y ducharse - mencionaba Sanji mientras servía los platos para el desayuno.
-Sera la comida en el Baratie ese lugar me encanta, mi abuelo nos llevaba a comer ahí -decía un Luffy emocionado por la cena, y tomando comida que no era de su plato.
-Luffy-ya deja eso. Es mi porción -Law todavía tenía algunos cabellos rebeldes, se notaba que recién se levantaba - ¿Nos iremos todos juntos o nos reunimos allá? 
-Yo regresaré a casa para terminar el pastel, si ustedes quieren adelantarse no tengo problema - Sanji tomaba asiento para comenzar su comida.
-Yo regreso contigo Sanji. Me gustaría ayudarte - dijo Luffy mientras tomaba un pedazo de pan y se lo metía a la boca.
-Claro, regresamos juntos entonces.
-Zoro-ya ¿quieres que vayamos juntos? -pregunto Law sin despegar la mirada de la comida y sin emoción.
-No, yo iré por mi cuenta. Me gustaría ir a buscar un regalo.
Intente que sonara lo más natural posible pero por algún motivo se sentía el ambiente pesado. Luffy y Sanji seguían en sus pensamientos así que no prestaron mucha atención a nosotros. Mire de reojo a Law y el me guiño un ojo. Eso me saco una sonrisa que tape tomando café.
-Pero si tienes tiempo, Law, ¿Me puedes ayudar a buscar el regalo? 
-Checare si tengo tiempo, soy un hombre muy ocupado.
-Esperaba que me dijeras que si, no conozco bien la ciudad y podría perderme -dije en tono sarcástico.
-Entonces yo te acompaño, Zoro -Luffy y Law levantaron la vista al mismo tiempo para ver a Sanji -Se que tú orientación es pésima, no me gustaría perderme el cumpleaños de Tashigi por andar buscándote. Y sirve que compro unas cosas que hacen falta. 
-No te preocupes Sanji, ya recordé que hoy solo tengo unas cosas pendientes. Yo acompaño a Zoro y le doy el recorrido por la ciudad -Dijo y se levantó de la mesa para dejar su plato. 
-Bueno entonces así nos dividimos, ¿Luffy nos vamos ya? Tenemos que ir a la oficina para terminar de dar nuestra declaración.
- Recuerden no mencionar nada de la fiesta en la oficina, es sorpresa. Luffy ¿Escuchaste?
-Sii- dijo alargando la palabra, ya cansado de qué siempre le recordarán lo mismo - será mejor que no la vea - dijo bajito.
Terminamos de comer y salieron Sanji y Luffy primero. Nos quedamos en casa solos Law y yo. Por cierto motivo comencé a sentirme nervioso. Era algo obvio que en algún momento nos quedaríamos solos en casa. Pero no me percate de que me sentiría tan ansioso. Fui directo a mi cuarto para buscar la ropa del trabajo y luego meterme a bañar. Me dirigí directo al baño, abrí la puerta y deslice la cortina de la regadera. Mi error. Lo primero que vieron mis ojos fue una espalda bien marcada, comencé a bajar la mirada  y termine viendo unos glúteos bien formados. Dios. Era sin duda la mejor vista que tuve en años. 
-¿No te enseñaron a tocar la puerta? No es que me moleste, claro esta, pero no sabía que fueras tan atrevido. 
Law se dio la vuelta sin vergüenza alguna en su rostro y mi mente luchaba contra la lujuria en ese momento. Quería acortar la distancia y besarlo. No había nadie más en casa y teníamos una relación, ¿Estaba bien, cierto? 
-¿Quieres que tomemos un baño juntos? -Law abrio la regadera y el agua comenzó a caer en su cuerpo, se miraba realmente bien. Era un invitación demasiada tentadora. 
Estiré mi mano y toque su pecho comencé a dibujar con mis manos sus tatuajes, Law estiró su mano y jugo con mis aretes. El agua comenzó a caer en mi cuerpo también, cerré la cortina detrás de mi y quedamos los dos pegados debajo de la regadera.
-Pasame el jabón y el estropajo, Zoro-ya, para limpiar tu espalda -Dijo con una voz suave -cuando termine te tocará a ti. 
Comenzó a deslizar el jabón por mi espalda, primero en mis hombros, bajo hacia la cadera poco y regresaba de vuelta. En ocasiones seguía la línea de mi espina dorsal y eso me provocaba un cosquilleo. Pero no hacía nada más. No me tocaba ni buscaba la forma de besarme. Y eso, maldita sea, me estaba matando. Se acercó a mi y me abrazo por detrás.