O4O; Ansioso de ti

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Fueron más las ansias, fueron más las ganas.

Abro con prisa la puerta del taxi, cerrando con cuidado. Atravesó el vestíbulo a toda prisa, apenas saludando al guardia en turno, y pulsando el botón del elevador. Entró en la caja metálica indicando el número del piso.

«Rápido, rápido, rápido».

Doy ligeros golpes con mis zapatos, no había recibido más mensajes en el celular después de decirles a mis padres que no llegaría a dormir. Salgo apenas el elevador se detiene, mi respiración cambia y pulso el timbre del departamento. No espero demasiado, en realidad no espero en lo absoluto... La puerta se abre y soy tirado del brazo. Los labios ardientes de Bright golpean los míos, escucho el azote de la puerta.

¡Dios! ¡Es tarde para tal escándalo!

Gimo, y gime como un necesitado, cuando la lengua de Bright comienza a acariciarme la boca, paseo con lentitud en su cavidad bucal, escarbando bajo su lengua, rodeándola, golpeando su paladar. Siento las fuertes manos pasear por la curva de mi espalda y bajando para, al fin, palpar mis nalgas antes de amasarlas y finalmente atraparlas, levantándome.

Rodeo su torso con las piernas y me muerdo el labio cuando siento el calor de su piel. Me aferró a su cabello oscuro.

— Dios... te extrañe tanto. — Bright murmuró contra mis labios y suspiró agradecido, sintiendo como si fuera a derretirme en sus manos.

Deslizó sus palmas centímetro a centímetro. El hombre de piel dorada no lleva una pijama, la parte superior está al descubierta y la parte inferior lleva unos boxers oscuros. Puedo delinear de memoria cada músculo tensado.

Mis piernas están perfectamente sujetas, Bright no pierde oportunidad de jugar con mi piel, y sigue besando arduamente los labios rosa-cereza.

— Ahhh... — Suelto un alarido placentero cuando las perlas blancas deslizan mi labio inferior entre ellas.

Las miradas encendidas se encuentran, los orbes dilatados, embriagados de lujuria y deseo, invaden; nadie cuestiona, nadie pregunta.

Bright da pasos firmes por el pasillo y golpea la puerta para abrirla sin ningún tipo de delicadeza, se asegura de cerrarla, causando un gran impacto.

— Es tarde, no seas escandaloso. — Farfulló, moviendo las pestañas con una sonrisa coqueta en mis labios. Mis suaves belfos besan las mejillas, descendiendo por la perfecta y varonil mandíbula. — ¿Qué sucederá... —besó—. Sí... — beso — mandan al guardia a regañarte? – beso – ¿uh? – Bright suspira y sonríe.

— Le diré amablemente a Clive que no moleste, justo desde aquí. — Camina despacio hasta la cama, sentándose sobre el colchón —y les gritaré a los vecinos que se vayan a la mierda y que su sueño no es mi problema. Porque necesito desesperadamente hacerle el amor a mi novio.

— Uh, no pensé que pudieras decir malas palabras, señor Chiva-aree... – Una mirada fugaz choca con la suya, volviendo a su ataque inicial ahora en el cuello de Bright.

— Puedo hacer muchas cosas que no puedes imaginar, cariño.

— Entonces... – murmura, alejándose del cuello. – ¿Descubriremos un poco más?

— Por supuesto. —Sonríe, ascendiendo sus manos, escabulléndose debajo de la camisa.

— Ummh... – Gimo, enredando los dedos en los cabellos oscuros, otorgando besos cortos al rostro mientras la sensación de las manos ardientes recorriendo su espalda me hace estremecer. – Bright... – murmura – bésame... – Pide.

El mayor obedece sin chistar, atrapando la boca contraria, desliza la suave tela de la camisa de algodón y Win suelta su cabello para levantar los brazos. Los cuerpos calientes han comenzado a sudar de poco en poco y se sienten ansiosos. La camisa es lanzada a algún lugar de la habitación y a ninguno le preocupa, se encargarán del desastre más tarde.

╰┈ 𝐂𝐎𝐃𝐄𝐖𝐎𝐑𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora