CAPÍTULO 36

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⚠️AVISO DE SPOILER DE LA PELÍCULA MOULINE ROUGE⚠️


Chris

Sam está entusiasmada y no tengo ni idea de si su padre sabe que esta noche se va a quedar a dormir en mi casa. He tenido el permiso de Greta y con eso me es suficiente. Tengo pensado mañana llevarla a dar un largo paseo por Manhattan, sé que pocas han sido las veces que ha salido de Queens y estoy seguro de que pocas veces ha tenido el privilegio de pasear por la Gran Manzana. Todos sabemos que ella no tuvo una infancia muy normal y, por lo tanto, no ha vivido eso de ir a la playa, barbacoas en familia y mucho menos viajes. Hace tiempo que no deja de decir que le gustaría ir a ver todos esos altos edificios, y cuando le dije que iríamos, se puso tan contenta que me dio un fuerte abrazo.

Se está poniendo su pijama de los viernes y, como todas las semanas, vamos a ver una película de amor. Esta vez va a ser una distinta, un musical, más concretamente "Moulin Rouge", una historia de amor imposible. Ella realiza el interrogatorio de siempre y yo intento responderle como buenamente puedo para que pueda meterse en la película. Después de varias semanas, creo que vamos bien encaminados, está viendo diferentes situaciones y qué es lo que se suele hacer en cada una de ellas.

—Oh, ha muerto, ya no podrá ser una actriz como ella quería —comenta Sam con total normalidad, cual robot sin sentimientos.

—Y él ahora va a estar muy triste porque ya no está Satine —le explico recalcando lo que realmente quiero que entienda.

—Bueno, también, supongo —dice tras pensarlo unos segundos.

—Si tú ya no estuvieras conmigo, me afectaría, me pondría bastante mal y triste. ¿No piensas lo mismo? —intento explicarlo de la forma más clara posible esperando a ver su reacción.

—¿Quieres decir en el caso de que yo muriese?

—En el peor de los casos sí, pero también puede suceder que no quisieras verme más, o yo a ti, e irme lejos.

— No te vayas nunca, Chris. Yo quiero estar contigo —muestra una expresión de pena realmente sorprendente, incluso percibo algo de temor.

Entonces se aproxima más a mí y me rodea el torso con sus brazos, apoyando su cabeza sobre mi hombro. No me acostumbro a que ella tenga estos gestos conmigo, antes apenas podía rozarla y ahora de repente me abraza. Puede que yo también pueda darme el lujo de abrazarla cuando quiera.

—No me voy a ir a ningún lado —le digo con un tono suave para después besar su cabellera.

—Prométemelo —exige casi rogando.

—Te lo prometo. Y tú, ¿me prometes que no te irás?

—Sí, te lo prometo. —Levanta su cabeza y me sonríe.

Enamorando a SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora