No soy su Reina (7)

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Al día siguiente de mi merienda con El Emperador en su despacho, el Barón Langt volvió a buscarme. Esta vez parecía preocupado.

—Lady Rashta, lamento molestarla. Tengo algunas preguntas para usted.

Preguntas? Dejé la taza de té en la mesita y lo invité a sentarse con un gesto de la mano y una sonrisa. Cada vez se me daba mejor comportarme como una dama. Benditas sean las normas de convivencia japonesas. NIPPON BANZAI!

—Lo que necesite, Barón. —El anciano tomó asiento frente a mí y aceptó la taza de té que Kate le ofrecía.

—Acerca de su situación de vida antes de... Ya sabe...

Oh. Eso.

—El emperador le ha comentado algo sobre mi pasado? —Desvió la mirada y su cuello se puso rojo. O sea que sí, pero le hería el orgullo caballeresco ser quien lo mencione. Miré a Cherry y a Kate y les hice una seña para que salieran. Una vez solos, suspiré. —Era una esclava en la finca Rotteshu. —Dije, casi en un susurro.

—Desde cuándo?

—Desde que tengo uso de memoria, por qué?

—Lady Rashta, no me malinterprete, pero... —Tomó aire nerviosamente. —Es usted demasiado culta para ser una esclava. Sus modales, su forma de hablar, sus conocimientos sobre temas que solo le interesan a los nobles. Incluso sabe leer.

Oh.

OH.

En mi cruzada por evitar parecerme a Rashta, me había mostrado demasiado como era antes. Y obviamente eso iba a despertar sospechas. Una esclava que lee? UNA ESCLAVA QUE SE ATREVE A HACER OTRA COSA QUE NO SEA SERVIR A SUS AMOS!? CÓMO SE ATREVE! BRUJA!
Dentro de mi cabeza, podía ver un montón de Marianas chiquitas corriendo en pánico y gritando. Hice lo que pude para silenciarlas e inventar una mentira realista. Sonreí, esperando que no se notara mi nerviosismo.

—Entiendo que resulte... Extraño, para alguien de su alcurnia, una esclava que lee y sabe modales. Pero alguien que tuvo una vida como la mía siempre tiene la esperanza de dejar su situación atrás.

La alucinación de Edward Cullen que mantenía conmigo desde los 15 años apareció detrás del Barón y dijo "Miente más". Lo que usted diga, crush vampírico de adolescente!

—Puedo contarle algo sumamente personal? —El Barón asintió. —Siempre creí que... Si podía hablar y moverme como una señorita noble... Algún día llamaría la atención de alguien que me sacara de allí. —Me tomé las mejillas y desvié la mirada al suelo para más efecto dramático. —Me siento patética admitiendo que era una damisela en apuros, lo siento. Me esforcé toda mi vida en convertirme en una persona de valor solo para gustarle lo suficiente a alguien con poder que me sacara de allí. Y al final, a quien le gusté me dejó sola cuando más la necesitaba. —Agregué, refiriéndome a Alan. Cada vez que me acordaba de ese desgraciado, quería romper algo.

—No se avergüence, Lady Rashta. Uno hace lo que puede para sobrevivir... —Le sonreí. El Barón Langt me caía muy bien. Era un tipo con un buen corazón que había confiado en la persona equivocada. Tenerlo de mi lado era bueno.

—Tiene alguna otra pregunta? —Dije, con la esperanza de que fuera todo.

—Siempre le interesaron los magos?

—Oh? —Mergas.

—Sus sirvientas han traído varios libros sobre magos... —Me reí, tratando de que sonara natural, pensando otra mentira a toda velocidad. Iba a necesitar un diario para anotarlas todas...

—Ah, es por eso... Ahora si va a pensar mal de mí. —Frunció el ceño. —Prométame que no creerá que estoy loca o algo.

—No podría, Lady Rashta. —Movió las manos frente a sí frenéticamente, como si el solo hecho de pensarlo lo espantara.

Ayuda! Reencarné en la Rata!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora