Las chicas se habían ido de aquel lugar dejando a un Steve confuso, tal vez el alfa del que hablaba la chica simplemente era uno de los muchos imbeciles que vivían en esta ciudad.
Dejo escapar un suspiro cansado mirando a la nada, un pensamiento cruzo por su cabeza, ¿debería dejar este trabajo y hacer algo más?
Era difícil saber que ibas a hacer de tu vida siendo un Omega del cual se espera poco dependiendo de si eres un genio y eso te asegure tu futuro, parecía estúpido pero de cierta forma aunque sonara tradicional quería esa vida; la vida de alguien casado y con hijos, la vida feliz que nunca tuvo y esperaba tener.
Frunció el ceño ante eso, era mejor no pensar en eso, eran simples fantasías que jamás se cumplirían.
Faltaba una hora para irse, la idea de renunciar no se veía tan alejada, de todas formas comenzó el trabajo porque quería conocer gente, o en el fondo no sentirse solo.
Bostezo sin querer, observando aquella puerta fea del local, sus padres eran millonarios sí, era patético trabajar en un lugar espantoso.
El molesto sonido de la campana arriba de la puerta sonó escandalosamente, su atención fue allí, no vio nada, hasta que escuchó un carraspeo.
Una niña pelirroja de grandes ojos azules que le sorprendía que haya podido abrir la puerta estaba frente al mostrador. Era demasiado pequeña, tendrá 9-10 años, supuso.
Abrió la boca para comenzar el tonto monólogo de siempre, pero la pequeña niña hablo antes.
—Quiero un helado.- lo miro fijo.
Arqueo una ceja confuso, ¿acaso le estaba ordenando?
—Hey niña, primero que nada se saluda y segundo se pide por favor. —
La expresión de ella cambió, su entrecejo se había arrugado en confusión.
—Papá dice que no debo hacerlo si eres Omega.— dijo con incertidumbre en su voz.
Eso lo había tomado por sorpresa, quiso reprimir su impulso de querer educar más a la niña pero, no era su hijo, sofocó ese impulso que seguramente era el mismo de todo aquel que sea omega.
Salió de donde de encontraba y se colocó alado de la niña más pequeña, agachándose en el proceso a su altura.
—Mira, a veces hay que medir nuestras palabras porque suelen herir a los demás, como también debemos usar nuestra educación a la hora de tratar a otro ser humano sin importar si es omega, alfa o beta, todos por iguales. ¿Entiendes? — trato de ser comprensible con ella, después de todo era solo una niña con una mala educación pero no era su culpa.
La miro para abajo, y luego a él.
—Entiendo, perdón.- su voz fue bajando y agacho aún más la cabeza.Se le apretujó el corazón.
—No lo sabías esta bien.— trato de animarla.— Por obtener este nuevo aprendizaje te regalare el helado por el que viniste principalmente.—
Los ojos de aquella pequeña se iluminaron aún más. ¿Era posible que sean aún más azules? le extraño pero le dio ternura.
—¡Si!.- exclamo exaltada.- Oh, me olvidaba, me llamo Max, y tú? —
Estaba sirviendo helado de chocolate y vainilla, cuando la escucho.
—Bonito nombre, Maxine. - le sonrió dándole el helado.
Max se sorprendió, nunca nadie la había llamado así y sintió su corazón acelerarse, escuchó hablarle así a las mamás de sus compañeras de colegio, una pequeña ilusión se instaló en su pequeño corazón. Quería una mamá.
—Oh y respondiendo a tu pregunta me llamo Steve.-
El timbre sonó en señal de un nuevo cliente.
Su cuerpo se paralizó cuando max dejó el helado y lo abrazó fuerte.
—Por favor, podrías ser mi mamá.—
Abrió los ojos en shock.
Billy dejo caer las llaves al suelo al ver y escuchar lo que la hijastra de su padre estaba diciendo.
—¿Qué demonios? —
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Sex; Harringrove
FanfictionAmbos se odiaban pero, Steve no iba a aceptar que quería el nudo del Alfa, hasta que entro en celo. OMEGAVERSE