-Dime que no es verdad.
Angus lo ignoró, mierda, ni siquiera quería pensar en las cosas indescriptibles que sufría después de las tres y media.
-¿Qué mierda hizo tu padre esta vez?-Gritó su amigo. Las palabras referentes a su situación lo estaban volviendo loco, sólo quería olvidarlo-
Qué le estaba haciendo pasar ese hombre en casa, Angus Young sólo le había dicho una vez a Bon sobre eso, la primera vez, pero se seguía repitiendo, noche tras noche era un calcinante infierno en vida.
Bon Scott observaba que el chico trataba de esconder unos moretones y aparentes, asquerosas marcas de mordidas en ciertas partes visibles de su cuerpo, debajo de su uniforme tenía aún más, esas en verdad le dolían, física y emocionalmente. Eso hacía a su sangre hervir, no podía creer ni soportar que alguien siquiera se atreviese a ponerle un dedo encima a Angus.
No quería hablar de nada. Si tan sólo pudiera hacer que el recuerdo se desvaneciera, si tan sólo él no se diera cuenta de lo que le pasaba para nunca tener que discutirlo y guardar todo bajo la alfombra como una anomalía que sucedía de vez en cuando.
Bon quería hacer algo al respecto, pero sólo podía lamentarse, Young no le dejaba decir nada. Su padre lo mataría, los mataría a ambos, no sabía si era capaz, pero sabía bien que no tenía moral y sí un revólver.
-¡Ese hombre tiene que estar loco!-gritó nuevamente, su voz era desgarradora, estaba tan herido como su amigo-
-Lo sé-susurró el más joven de los dos sin expresión alguna en su rostro-.
Lucía cansado, deshidratado, pálido, enfermo. Así le hacía sentir su situación, enfermo. Cada vez que llegaba a esa casa, cada vez que abría la puerta y veía a su padre sentado en el sillón, intentando hablarle en la recién nacida sobriedad, algo deteriorada, nunca fue el mismo desde que probó esa primera copa de vino del color carmesí más pútrido y desagradable que Angus se podía imaginar. Su color favorito era el verde, como los ojos de su hermano Malcolm, a quien rara vez veía, pero adoraba con el alma. Angus no tenía el valor para contarle, ya que el resto de su familia se rehusaba a pensar en que él sería capaz de hacerle tales cosas a su hijo menor de tan sólo catorce años recién cumplidos, y lo último que quería era perder a Mal. Creían que era un cuento, un invento para irse a vivir con la familia de su hermano y cometer travesuras sin consecuencias.
Scott se acercó a él y lo rodeó con sus brazos. Podía sentir sus huesos bajo su delicada piel. Se rehusaba a comer, en la escuela él debía obligarlo para que no se desmayara, decía que lo hacía para, ojalá, volverse más débil y morir más rápido. Le destrozaba el corazón que un niño tan risueño tuviese tales pensamientos en su corazón, pero pensaba en que, en sus zapatos, él también querría morirse, no importaba si fuese una muerte agónica o rápida, sólo desearía estar seguro de que desaparecería de este mundo antes de que ese monstruo lo volviese a atrapar entre sus garras. No lo abrazó muy fuerte, tenía miedo de dañarlo o hacerle sentir en peligro, pero el contrario salió de su trance y lo apretó de la forma más fuerte que pudo, sentía estar tan seguro en sus brazos, sabía que Bon jamás le haría daño de ninguna manera.
Él era tan alto, le daba risa, era como un poste de luz a sus ojos. Sus oscuros cabellos rizados eran tan suaves en las ocasiones que Bon le dejaba tocarlos, que en el último tiempo se habían vuelto más frecuentes. Le brindaba consuelo sólo estar a su lado y acariciar su cabello de vez en cuando, y a Bon le daba ternura y le alegraba poder estar ahí para él. Era el único amigo de Angus, y con el tiempo sus propios amigos lo fueron dejando atrás por andar todo el día prestándole atención sólo a él, así que únicamente se tenían el uno al otro en ese momento.
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ang's got a gun. [esp]
Fanfictiondum, dum, dum, honey, what have you done? advertencia: abuso sexual, asesinato.