Extra 3

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- Venga, no seas miedica - le dije a Jonathan quien caminaba a mi lado con las manos en los bolsillos

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- Venga, no seas miedica - le dije a Jonathan quien caminaba a mi lado con las manos en los bolsillos.

- Esto no me gusta, Irina, es de noche y estamos solos en un bosque - dijo él mirando nervioso a todos lados.

- No va a pasar nada, es Hawkins, ¿recuerdas? - dije sonriéndole - Lo único que da miedo en este sitio es mi madre.

Él se quedó mirándome con preocupación. Pero yo simplemente asentí con la cabeza señalando hacia dónde nos dirigíamos.
Después de haber cuidado toda la tarde a Dustin junto a mi hermano, los había dejado en la casa de Mike, donde probablemente estarían jugando a ese estúpido juego de Dragones y Mazmorras al que estaban obsesionados. Jonathan y yo, bueno, especialmente yo, habíamos planeado ir al río que había junto a su casa para bañarnos, y como la mayoría de veces en las que hacíamos cosas disparatas, Jonathan no estaba muy conforme.
Visualicé el río a mi y lo lejos y cogí de la mano a Jonathan para correrlo hacia él y meternos en el agua. Para ser sincera, el agua estaba congelada, pero no iba a decir nada ya que Jonathan parecía olvidarse de cualquiera de sus paranoias.
Estuvimos un buen rato en el río riéndonos y entreteniéndonos en ahogar al otro.
Solíamos hacer de vez en cuando esto, salir una noche a hacer cualquier cosa que se me ocurriese por la cabeza. Jonathan solía decir que era bastante impulsiva e intensa, y para mí, eso era una de las mejores cosas que podrían decirme. Es decir, en la vida hay que ser impulsiva, no puedes estar pensando todo el rato todas las diferentes consecuencias que podrían pasar, y también hay que ser intensa, total, si no vivimos a tope ahora, ¿cuándo lo haremos?

Después de un rato salimos y nos sentamos en una roca para secarnos. En todo nuestro alrededor solo se oían nuestras respiraciones, el sonido de los grillos, y de vez en cuando algún búho o pájaro.

- ¿Cómo estáis? - preguntó mirándome con preocupación.

No le hizo falta especificar de que estaba hablando, lo sabía perfectamente y sin siquiera nombrarlo hacía que todo mi cuerpo se tensara.

- Todo lo bien que se puede estar - dije mirando al frente levantando los hombros .

- He visto que esta mañana Harrington se ha sentado con vosotros dos - dijo con una pequeña sonrisa.

- Sí - dije sonriendo igual que él -. No sé, ¿no es un poco raro? Es decir, no habíamos hablado desde esa tarde en el parque hace tres años, y ahora de repente defiende a Jaxon y se sienta con nosotros para almorzar.

- Pero te gusta - dijo dándome un suave codazo.

- Lo sé - dije soltando un suspiro mientras me pasaba una mano por la cara con frustración.

- Entonces, ¿cuál es el problema? - preguntó él frunciendo el ceño.

- Que es un capullo, ese es el problema - dije mirándolo enarcando una ceja.

- No voy a discutirlo - se burló él.

Los dos nos quedamos sonriéndonos. Jonathan tenía razón en que Harrington me gustaba, me gustaba mucho, y desde hacía bastante tiempo.

- Bueno, cambiando de tema - dije girándome para quedarme en frente de él -, ¿qué tal el examen de matemáticas?

- Bueno - dijo él rascándose la nuca -, he hecho cinco ejercicios de once, y no estoy muy seguro de que estén bien.

Aquello me hizo soltar una carcajada. había una cosa que a Jonathan no se le daba bien era matemáticas. Era muy bueno en todo lo demás, física, química, historia... Menos matemáticas. Se podía pasar horas y horas empollándose todos los ejercicios del temario, que luego llegaba el día del examen y le pasaba exactamente eso.

- Te pasaste dos semanas estudiando sin parar, seguro que algo tienes bien, por cojones - dije tirando una piedra al río.

- No estoy muy seguro de ello - dijo repitiendo la misma acción que yo -. En cambio tú, cada vez que levantaba la vista te veía a ti escribiendo si parar.

- Se llama ser inteligente - dije subiendo la barbilla, burlándome.

- Todo lo contrario a lo que estás siendo ahora mismo - dijo él sacándome el dedo.

Después de estar otro gran rato allí, decidimos que lo mejor era irnos hacia la casa de Mike Wheeler, donde se encontraban nuestros hermanos. En mi caso tenía que recoger también a Dustin y llevarlo a su casa.
Cuando llegamos fue la señora Wheeler la que nos abrió invitándonos a pasar y diciéndonos que nuestros hermanos estaban en el sótano, como siempre.

- ¿Estáis planeando un asesinato y por eso os reunís aquí todas las noches? - dije riéndome mientras me acercaba a mi hermano.

- Sí, yo de ti dormía con un okis abierto - me siguió el rollo Dustin.

- Venga, Will - dijo Jonathan mientras le despeinaba.

- ¿Mañana puede venir otra vez Jaxon, Irina? - me preguntó Mike con cara de cachorro.

- Por favor - dijo Jaxon imitando su expresión -. Estamos a punto de acabar de terminar la campaña.

- Está bien, frikis - les dije burlándome -. Pero ahora, nos tenemos que ir.

Jaxon cogió mi mano después de recoger todas sus cosas y despedirse de sus amigos. Dustin enseguida se puso a mi lado esperando a mi hermano.
Una vez habían cogido todo subimos las escaleras hasta llegar al primer piso, donde se encontraba Nancy.

- Hola, Irina - dijo acercándose para darme un abrazo, el cual correspondí -. Hola, Jaxon.

- Hola - dijo mi hermano con una sonrisa de tonto ganándose un codazo mío.

- ¿Por qué no te vienes mañana y pasamos una tarde de chicas mientras ellos juegan abajo? - dijo con entusiasmo.

- Me parece bien, lo intentaré - dije sonriéndole antes de despedirme y empezar a andar hacia afuera.

Durante todo el camino Dustin y mi hermano no pararon de hablar sobre todas las cosas que podían incluir en su juego, emocionados. Estuvieron haciéndose bromas y empujándose cada dos por tres para ver quien tenía más fuerza de los dos.

- Y, ¿sabes qué? - dijo mi hermano haciendo aspavientos - Hoy Steve Harrington se ha sentado conmigo en el almuerzo.

- Pero, ¿qué dices, tío? - exclamó Dustin sin poder creérselo.

- Enserio, te lo juro - afirmó mi hermano -. Ayer me defendió del tonto de Nate, y hoy se ha sentado con nosotros.

- Que suerte, tío - dijo el otro sonriendo.

Sí, que suerte, pensé en aquel momento en el que los dos niños hablaban del chico como si fuese lo mejor que podía haberles pasado.

The way I love you [ Steve Harrington ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora