Parte 1: El error que desató todo

                                    

                                          
𝐏𝐮𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐯𝐢𝐬𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐔̵̺̠́̚͜𝐧̴͚̘̈́͋͊͜𝐤̴̢̟̘̒̓𝐧̴͖̪̦͌͛͠𝐨̵̞̝͒͆𝐰̵͔͉͍͌͠͝𝐧̸͉͎͍̐̕̚:
Un joven de cabello blanco con ojos color menta que parecían brillar un poco bajo cierta iluminación, se dirigía hacia el lugar de su última misión dada por su Salvadora. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había salido. La luz del brillante sol casi lo cegaba mientras caminaba por la calle y se aseguraba de mantener la capucha y la máscara negra levantadas. Tenía que admitir que el aire fresco lejos de su sala de ordenadores vacía se sentía bien... casi nostálgico incluso. La misión que se le había ordenado era que colocara un teléfono con micrófonos en el área donde cierta chica a la que había estado rastreando durante un tiempo, pasaba frecuentemente. Una mujer que él mismo había elegido solo para el propósito de esta misión especial. Se veía lo suficientemente estúpida como para comprar cualquier cosa, se preocupaba lo suficiente como para ser manipulada, e incluso era hasta casi atractiva a sus ojos... casi. 
El misterioso hombre sonrió bajo su máscara. La emoción crecía ante la realización final de la misión; después de todo, había pasado mucho tiempo preparándose para ella y eligiendo a la persona adecuada para ser la estrella de la misión. Dejó el teléfono nuevo en una mesa fuera de un café que a menudo veía a la chica visitar, dejándolo encendido en la pantalla de bloqueo como si alguien lo hubiera dejado allí. Una vez que se colocó el cebo, se escondió detrás de una esquina al otro lado de la calle para observar. Preparándose para hacer su movimiento tan pronto como la chica que tenía en mente tomara el teléfono. El chico se había asegurado de que pareciera nuevo y abandonado para convencerla de que alguien lo había dejado allí por accidente. Ahora todo lo que tenía que hacer... era esconderse y esperar, usando las sombras del callejón en el que se escondía para cubrirse. La ubicación no estaba lejos de donde estaba el objetivo real de la misión: un apartamento "especial" al que atraerla usando el teléfono como cebo.
𝐏𝐮𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐯𝐢𝐬𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐒𝐡𝐚𝐝𝐨𝐰:
Por supuesto la había echado de casa. ¿Qué esperaba de él? Se lo había dicho muchas veces: «no somos nada más que personas que tenían a mi madre en común». Golpeó con todas sus fuerzas una lata vacía que estaba en el suelo y chocó con un parabrisas. Seguramente, el hombre dentro del coche la acababa de insultar por eso, pero ni siquiera le importaba. No le había dado tan fuerte. Aquel hombre ni siquiera era su tío, pero él no lo sabía cuando la echó. Al menos fue lo suficientemente decente como para darle algo de dinero. Sacando la billetera de su sudadera con capucha, se detuvo en medio de la acera.
― Podría comer algo... ni siquiera cené y es casi medianoche ―suspiró. 
Tan pronto como iba a entrar al café, algo que brillaba sobre una mesa le llamó la atención. Un teléfono. Un buen teléfono, si era honesta. Miró el suyo, casi estaba pasado de moda. Si fuera una buena chica, llevaría eso a la policía... Pero nunca lo había sido. Eso era algo que simplemente le parecía estúpido. Decidió guardar su billetera en el bolsillo nuevamente y se sentó en la silla, al lado de la mesa sospechosa. Miró a su alrededor. Nada.
― ¿Qué esperaba? En este momento no hay nadie afuera ―se inclinó sobre el teléfono, empujando sus esquinas para que girara ligeramente―. Esto es muy nuevo para ser abandonado a propósito...
¿Por qué incluso se preguntaba qué hacer? ¿Su moral estaba tratando de pelear con ella? Frunció el ceño y tomó el teléfono en sus manos. Algo en aquella situación era sospechoso, pero estaba lo suficientemente segura de qué hacer si pasaba algo. Después de todo, ya no era una niña, no era la pequeña niña asustada que solía ser.
Deslizó su dedo sobre la pantalla. Sin bloqueo. Simplemente supuso que algunas personas son lo suficientemente tontas como para confiar tanto en otras. Navegó por el teléfono tratando de encontrar algo sobre el dueño del móvil o si podía llevárselo. Lo primero que comprobó fue la galería. Estaba completamente vacía. Se levantó de la silla.