LXIV. Las investigaciones teóricas de H.A. Lorentz que marcaron una época

                                    

                                          
El silencio era casi doloroso.
Se miraron fijamente desde el otro lado de la cabina del restaurante; a su alrededor, el bullicio del lugar era poco más que un ruido blanco más allá de su burbuja personal. Taehyung podía sentir el calor de la taza de café en sus manos, pero no bebió. Se sentía demasiado nervioso para moverse, y mucho menos para beber. ChanYeol parecía aún menos cómodo: levantaba su taza como si fuera a dar un sorbo, vacilaba y la volvía a dejar. Le gustaba mirar el reloj como si no recordara la hora de hace dos minutos.
—Estoy seguro —dijo al fin, justo cuando Taehyung contemplaba seriamente la posibilidad de huir de nuevo —de que estás muy confundido. Sobre... por qué te pedí que vinieras conmigo. Y luego, ah, insistí en que vinieras conmigo.
Taehyung sonrió, aunque salió algo más parecido a una mueca. Podía sentir los músculos de sus mejillas tensarse. 
—Realmente necesito apresurarme si quiero llegar a tiempo. Es un largo camino hasta Gyeonggi-do, ¿sabes?
ChanYeol tosió. Revolvió su café con la cuchara, aunque no le había puesto crema. 
—Yo... bueno. Sí. Me disculpo. Sí, pero hay algo que... necesito hablar contigo sobre SeokJin.
—¿SeokJin? Está bien.
Hubo otra pesada pausa. Entonces ChanYeol suspiró, se frotó la frente y dijo: —No hay manera fácil de tener esta conversación. Es notablemente ineficaz, e imposible encontrar un buen consejo de una fuente fiable sobre cómo hacerlo. Me disculpo de antemano por cualquier molestia que pueda tener.
Eso no puede ser bueno, pensó Taehyung abatido.
—Estoy seguro de que has hecho... deducciones —insinuó ChanYeol, rebuscando en el contenedor de paquetes de azúcar que había sobre la mesa. Sacó un paquete y empezó a preocuparse por la esquina del papel, pero no lo abrió. —Basándome en tus observaciones sobre mi relación con Kai y quizás incluso en las cosas que te ha contado SeokJin, y ciertamente en sus acciones. No puedo estar seguro del alcance de lo que has adivinado. Pero tengo que suponer que... que sabes...
Era como tratar de ignorar una montaña frente a ti. Taehyung respiró hondo unas cuantas veces y se enfrentó a ella; no había otro camino que recorrer. 
—El señor Kim es gay —dijo.