Parte 5.

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CAP 5.

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— ¡Oye! ¡Quítate! ¡¿Estás sorda niña?! ¡Quítate de ahí! — Intentó acercarse a ella pero no pudo, el camión estaba cerca y no arriesgaría su vida por una desconocida. Cerró sus ojos como tratando de no ver la futura imagen de un cuerpo ser aplastado por un camión.

— ¡Abra los ojos señor! ¡Estoy más viva que ayer! — Le gritó del otro lado de la carretera. Nikolai abrió los ojos y ahí la vió, saludándolo con su mano sin expresión alguna en su rostro. El sólo se sobó la cien y giró su vista a otro lado. La chica dejo de saludarlo y comenzó a caminar.

— ¡Hey! ¡¿A dónde vas?! ¡Tengo que llevarte a la policía!

Ella lo ignoró y siguió su camino. Nikolai comenzó a seguirla a paso no tan veloz pero tratando de no ser descubierto por ella.

Caminaron por varias cuadras y en una avenida la chica comenzó a correr a lo que Nikolai imitó la acción; no sabía ni el mismo que pasaba por su mente en ese momento de estarla siguiendo.

La escena daba un giro inverso. El adinerado seguía a una ladrona.

— ¿Por qué me está siguiendo? — Se giró de pronto sobre sus talones.

— ¿Qué?

— ¿Es sordo? ¿Por qué me está siguiendo? ¿A caso le interesó?

Nikolai sonrió de lado y empezó acercarse a paso lento. — Cuando te vi anoche, juré que eras un chico. Y resulta ahora que eres una mujer. La presentación que das no refleja la de alguien femenina.

Era verdad. Por más que las palabras sonarán algo insultantes, ella misma sabía perfectamente que era verdad.

— Y entonces por qué me está siguiendo señor.

— Tienes razón en que tengo cierto interés en ti.

— ¿Qué?

— En el trayecto hasta aquí estuve pensando en quizás hacer un buen uso de ti. O más bien, darle una ayuda a tu vida.

— ¿Ayuda? ¿Cómo usted podría ayudarme?

— Estoy buscando una asistente personal de confianza. Quizás puedas trabajar para mí. Obviamente recibirás paga.

— ¿Trabajar? ¿Asistente personal?

— Sí. Prácticamente me urge alguien que se encargue de mis asuntos personales. ¿Qué dices?

La propuesta de trabajo había sido inesperada. No sabía qué responder exactamente.

— Te estoy hablando.

— No.

— ¿Qué? Debes estar de broma niña. Te estoy dando la oportunidad de ganar dinero, ahora sí, limpiamente y lo rechazas tan fácilmente. ¿Acaso prefieres seguir consiguiendo dinero asaltando a las personas hasta que un día está vez si quedes encerrada en la cárcel?

Ella seguía sin responderle. Se limitaba a mirar el suelo como era de costumbre.

— ¿Qué hace? — Le dijo al ser acorralada en la pared.

— Tienes hasta hoy en la noche.

— ¿Qué?

— Si hoy en la noche no me das una respuesta la tomaré como un "no" y tendré que buscar a alguien más. Sabés dónde estoy.

— No sé.

— El edificio principal. — Se apartó — puedes preguntar por mi con la recepcionista. Tienes hasta hoy en la noche.

EL REY Y LA VAGABUNDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora