Lando no se había separado de ella en toda la noche. Le gustaba mirarla. Incluso cuando hablaba con otras personas, para él se veía tan maravillosa que no podía despegar sus ojos de la figura de la chica. Y el bonito vestido que llevaba tampoco se la ponía tan fácil.
—¿Lando? ¡Hey! ¿Estás escuchándome?
—Quiero besarte, Julie.
—Hazlo. —dice la castaña en un susurro. El británico se acerca lentamente a la chica, hasta que una voz hace que se separen abruptamente.
—Ma belle, necesito que hablemos.
La voz de Charles había interrumpido la situación, provocando que ambos chicos lo miraran con el ceño fruncido. No debería haber hecho eso.
—No puedo ahora, Charles.
—Serán solo algunos minutos.
Julie mira a Lando, quien asiente con la cabeza y luego a Charles.
—Vuelvo en seguida, lo prometo.





[...]





Los cinco minutos que tarda el ascensor en subir hasta la azotea son tan incómodos como una piedra en el zapato. Ni Julie se atreve a abrir la boca, ni Charles es capaz de cortar con aquel silencio.
Ninguno sabe que decir.
Pero una vez que el viento golpea sus caras ambos se sienten libres.
—Ibas a besar a Lando.
—Y tú vas a casarte.
Los pies de Julie tocan el piso cuando por fin decide sacarse los tacones y dejar de aparentar una altura que no tiene. La mirada de Charles va directamente hacia su espalda descubierta pero sacude la cabeza y aleja todos los pensamientos de él. No está bien mirarla de más.
—¿Realmente tenías que decirlo hoy? En mi cumpleaños... no lo sé, podrías haber elegido otra fecha.
—Creí que ibas a ponerte feliz...
—¡Claro que iba a ponerme feliz! ¡Claro que lo hubiera hecho si supiera que estás enamorado!
—¡Estoy enamorado, Julie!
La castaña niega con la cabeza y suelta todo el aire que estaba reteniendo. Lucha consigo misma para mantener la calma y no decirle todo lo que siente porque simplemente no necesita más problemas. Bastante tiene con todo lo que sucede en su cabeza.
Le duele que Charles diga que está enamorado. Le duele que se esté por casar con alguien más. Y le duele mucho más aun que tenga la cara de venir a decírselo el día de su cumpleaños.
—Podrías haberlo dicho en otro momento, Charles.
—Lo siento ¿está bien? Quería compartirlo contigo. No pensé que reaccionarías de esa manera... Eres mi mejor amiga, Julie. Necesitaba decírtelo.
—¿Mejor amiga? Charles, hoy somos más desconocidos que otra cosa. No hemos hablado en meses. No sabes qué tal voy en la Uni, no sabes si tengo novio, no sabes nada de mí.
Silencio. Leclerc no dice nada y solo se limita a sentarse al lado de ella. Sabe que tiene razón y por eso no le responde. Le da un poco de vergüenza y se enoja consigo mismo por haber descuidado una amistad tan valiosa y de tantos años como la que tiene con Julie.
—No tienes ni idea de mí. Y yo tampoco de ti. —una risa amarga se escapa de los labios de la ojiazul. —Te casarás y yo no tenía ni idea de que tenías novia. Y todo esto en... una semana.
—De hecho... ya estábamos comprometidos cuando la presenté. Por eso hablé con mamá.
—¿De qué querías hablar? Me están esperando. —pregunta Julie, apartando su mirada.
—Necesito que... ayudes a Anna.
¿Que necesitaba qué?
—¿En qué? ¿Quiere que le dé lecciones de francés?
—En los preparativos de la boda, Julie. No te lo pediría si no fuese realmente necesario.
—¿No tiene amigas?
—No, no las tiene y por eso le he ofrecido tu ayuda.
Genial. 
—Tengo que bajar. 
—Julie, ma belle, espera.
Ella lo mira a los ojos y él le sostiene la mirada algunos segundos hasta que baja sus ojos al suelo.
—¿La ayudarás?
—Si, Charles.
Porque, aunque no lo dijera en voz alta y aunque él no lo supiera, no existía cosa en el mundo que Julie no fuera capaz de hacer por Charles. 



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¡Hola! El último capítulo llegó a 8 votos y la verdad estoy contentísima. Dejo este capítulo por acá y seguramente más tarde suba otro. Espero que les esté gustando tanto como a mí y que hayan tenido o estén teniendo (depende desde donde me lean) un buen día <3
Con cariño,
Aldi.