Aquello debía ser irreal. Tenía que serlo.
Apenas unos segundos antes le estaba gritando a Cayden, con el maldito corazón hecho pedazos. Le había confesado algo que jamás me había atrevido a decirle en voz alta: Que le había querido. Mi intención había sido recuperar la dignidad que hacía tanto tiempo había perdido, la que dejé que él pisoteara. ¿Cómo íbamos a estar besándonos entonces?, ¿cómo, si mi corazón estaba completamente envuelto en llamas de ira y dolor?
Pero no era irreal, y estuve completamente segura cuando Cayden enredó las manos en mi cabello estrechándome más contra sus labios.
—Emma...
Me aparté tan sólo un segundo; un segundo en el que le contemplé a una distancia ridícula. Estaba tan endemoniadamente cerca que sentía su respiración chocar contra mi boca, su nariz contra la mía...Había fantaseado con besarle de nuevo más veces de las que podía admitir. Había soñado con pasar la mano por sus pómulos, por acariciarle el mentón y dibujar sus labios con mis dedos. Y había deseado hacerlo despacio, deseando dejar grabado aquel contacto para siempre en mi memoria. Pero la Emma que era ahora no quería nada de eso, la Emma que estaba sentada ahora bajo él bullía de tantas emociones que no era capaz siquiera de describirlas; ésta Emma...esta Emma agarró a Cayden por el cuello de la sudadera y dejó que todo se volviera oscuro.
Dejé que Cayden me acunara el rostro y me mordiera el labio con una lentitud que en cualquier otro momento habría puesto en alerta todos mis sentidos, dejé que me besara como el quería, con la intensidad de quien lleva demasiado tiempo deseando algo y yo le respondí con furia. Apreté los puños sobre su camiseta y dejé que me diera el aire que durante tanto tiempo había necesitado. Solté una exclamación cuando Cayden nos hizo cambiar de posición y yo acabé bajo él.
Entonces pasó sus dedos por mi nuca y después por mi cuello, deteniéndose justo en el punto dónde mi pulso latía. Ambos nos miramos en silencio durante lo que me pareció una fracción de segundo, porque ninguno quiso hablar. No teníamos nada que decir. No había nada que pudiéramos decir. Cayden juntó los labios con los míos de nuevo, pero ya no había nada de control en ese beso, sino una urgencia que me hizo sentir completamente en llamas. Junté los dedos tras su nuca y Cayden me rodeó la cintura apretándome más contra él, como si temiera que fuera a escurrirme entre sus dedos. Solté un jadeo cuando profundizó el beso y sentí como su cuerpo se tensaba en respuesta.
Habían pasado dos años, dos años en los que había estado segura de que no volvería a sentir en mi cuerpo cada una de las emociones que Cayden despertaba. Había llorado con Alice mientras le preguntaba qué sucedería si no llegaba a sentirme así con nadie más, si nadie conseguía alterar mis sentidos y hacerme temblar de la manera que él lo hacía...
¿Por qué no tiemblas ahora, Emma? , ¿es esto amor o es furia?
El corazón me latió deprisa en el pecho y no fue por el hecho de que Cayden exigiera una vez más mis labios, sino porque el hecho de darme cuenta de que las cosas habían cambiado me perturbó. No podía sentir lo mismo, mi cuerpo no reaccionaba de la misma manera que lo había hecho tiempo atrás. Porque aquella Emma se rompió. , susurró una voz en mi cabeza, pero entonces unos ojos grises cruzaron de repente mi mente y me encontré apartándome de Cayden bruscamente.
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La mala del cuento ©. [TERMINADA]
RomanceNo hay nada peor en el mundo que un corazón roto, y eso Emma Wallace lo sabe bien. Dos años después de que Cayden se apartara de su vida, Emma sigue sin ser capaz de superarlo. Lo ha intentado todo: sentir indiferencia, mirar hacia otro lado cuando...