Capítulo 6

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19 de marzo del 2022

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19 de marzo del 2022

He estado agotado, un poco enfermo dirá mi abuela, pero en realidad estoy agotado, he entrenado con Layden y Ciaran estas últimas semanas, ya casi estoy asumiendo mi realidad, no parece un sueño o en mi caso pesadilla.

Estoy angustiado, son muchas cosas, me olvidarán, dejaré de sentir, puede que me vuelva adicto como Freya, estoy maldito y condenado al suicidio. Es mucho que procesar, es mucho que asumir.

Desde que me desperté ese primer día de entrenamiento envuelto entre mis sabanas, he pensado mucho sobre Freya, sobre su vida y lo que me mostró. No quiero caer en ello, el chico whisky dice que ella se volvió adicta, qué su mente no era capaz de sentir al igual que su cuerpo, pero que cuando flechaba las emociones regresaban.

Una parte de ella, la parte encerrada incapaz de salir del castigo, se volvió adicta de a poco hasta que se volvió loca en busca de esa sensación que nunca antes había conocido, no quiero volverme loco.

Mi madre me abandonó de muy pequeño, era adicta a la metanfetamina, fueron años difíciles en los que venía y regresaba a casa irreconocible y en los huesos, cuando Ginger cumplió los dos años ella se fue en definitiva, se recuperó después de años y formó una nueva familia.

Nosotros al parecer le recordamos esos malos años, pocas veces me llama al año, a veces no lo hace, mi abuela nos llevó a terapia a mi hermana y a mí a temprana edad, no quería que el abandono de mi madre nos afectará tanto.

Fue difícil, lo fue más en mi adolescencia, en ese entonces ella seguía en recuperación y el rencor que sentía por ella era desmedido, mi abuela trabajaba turnos dobles en un restaurante y como secretaria, logró reunir para poder abrir su pastelería y poder pagar nuestros gatos, dejé la terapia.

Me había ayudado, me ayudaba a soltar todo el veneno qué me consumía por dentro, era mi desahogo, podía hablar sin tapujos sobre el estrés que me causaba cuidar a Gin, mientras mi abuela trabaja y el cómo sabía que no tendríamos para pagar mi universidad, aunque tampoco sabia que estudiar.

Aún no sé que hacer con mi vida académica, aunque siendo cupido ya eso es algo que me tiene sin cuidado, ya no importa. Hice un curso de barismo con Darrell y con el trabajo en el bar reuní algo que sería utilizado para mis estudios, ya no serán útiles para eso, pero podrían servir para retomar la terapia.

No creo ser capaz de sobrellevar este año sin una ayuda profesional, quiero evitar caer en lo mismo que Freya, quiero intentar ser fuerte para no caer en la maldición de cupido.

Son las tres de la tarde, pero en mi habitación parece que es media noche, todas las cortinas están cerradas y no hay ni un gramo de luz, me acomodo mejor entre mis sabanas de rayas y miro al engendro que vi crecer y que para ella en unos meses no seré más que un desconocido.

—Te amo, Ginger —digo intentando ver su rostro entre la penumbra.

—Oh, sí que estás enfermo, no sé lo que te sucede, pero nos estás asustando a la abuela y a mí y no digas que estamos exagerando, actúas raro, te la vives enfermo, no has buscado ni un trabajo ¿qué sucede? —pregunta y suspiro.

El suicidio de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora