Un viejo amigo

54 7 0
                                    

Mi nueva cárcel tenia una cama. No estaba tan mal. Dormia en un cuarto de escobas y mi comida era primeramente verduras pero de todas formas no como mucho. Demeter me envió un cuerno del que puedo sacar comida entonces es una fuente prácticamente inagotable pero no es que puedo sacar lo que quiera es lo que el cuerno decida. De todas formas no me quejaba.

Pasaba la mayoría de los días; bueno se sentían como días porque no tenia como medir el tiempo ahi abajo, caminando por todo el inframundo. Ya había visto los campos de castigo, el campo de Asfodelos, el estigia y todos lo lugares que creia que eran seguros.

El campo de niebla que vi cuando entre es en realidad el Campo Elíseo. Hace un par de días camine muy cerca del lugar y de la niebla salió un hombre con toga griega y en realidad era bastante atractivo, cabello rosado y en las raices castaño y ojos azules.

Era Radamantis, uno de los jueces de los muertos y encargado del campo, me advirtió no entrar nunca al campo a menos que ya esté muerta.

Al parecer podría quedar atrapada por la ilucion que la niebla crea para las almas que están en paz allí y podría perder mi cordura. La cual si no la había perdido ya solo por estar atrapada ahí entonces dudaba que existiría.

De todas formas habia estado cerca y aprovechada la luz para leer los libros que me dio María y practicar un poco mi magia.

Aliste mis cosas y camine al límite de la niebla. Al llegar, saqué el libro y un trozo de tiza que encontré en el castillo y dibuje unas ruinas en el piso. Habia intentado hacer un hechizo de comunicación que me ayudara a buscar ayuda afuera del inframundo pero era prácticamente imposible ya que Hades decidió no tomar partido en la guerra. De todas formas debia intentar.

- Lo haces mal - dijo una voz detrás de mi. Salte tanto de la sorpresa que me puse de pie al otro lado de mis dibujos. - lo siento no esperaba asustarte

Era un muchacho. Joven. Tal vez unos 15 o 14 años pero había algo extraño en él. Parecía ser como.... Transparente. Miré bien su rostro y me pareció familiar.

- Has crecido mucho Eli - me dijo con una mirada de ternura

- Matthew? - recordé al chico que había muerto por salvarme en el almacén hace tantos años - Pero tú estas.... Cómo puedes estar aquí?

- A dónde mas iba a estar? - me dijo, dio un paso hacia mi y se arrodilló sobre mis libros. Yo lo miraba sin poder creerlo

- Pero... La niebla no te afecta?

- No. Eso mantiene a los espíritus en un sueño como un paraíso donde puedas encontrar paz.... Pero... Soy hijo de Hipnos así que.... La puedo manipular un poco... Incluso muerto

- Eso es increíble - dije intentando acostumbrarme al hecho de hablar con él

- No tanto como tú. Eh estado viéndote estos días haciendo tu magia. Hoy tuve el valor de salir y saludar. - dijo volviendo a ponerse de pie y mirándome.

- Me espiabas? - le pregunté y de alguna forma supe que se estaba sonrojando

- Bueno. Tenía que estar seguro que eras tú. Estás muy cambiada. Sabía que serias un muchacha hermosa pero nunca me imagine que tanto - dijo sin darle importancia pero yo me puse totalmente roja y comencé a reir algo nerviosa

- No acabas de decir eso! - reí nerviosa

- Vamos. No eres alguien fácil de olvidar - Dijo con una sonrisa extraña, me pregunte si acaso los fantasmas saben coquetear por que esa conversación definitivamente no era normal- Además, eres mi último recuerdo antes de morir. Eso queda contigo sabes....

Crónicas de la Luna ( La Hija De Hecate: Precuela ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora