El relámpago siempre fue antes que el trueno. Y que las tormentas. Un aviso. Un susurro de lo que se avecinaba, simplemente para que pudiéramos estar preparados, para que pudiéramos huir. Para que pudiéramos ponernos a salvo.
Ahora ese relámpago había estallado en el bonito rostro de Axel. Había visto la luz destellando en sus ojos grises, desatando una verdadera tempestad, salvo que sólo en mi interior. Sin que nadie pudiera verla.
Me separé lentamente de él, tratando de fabricar la mejor sonrisa que pude.
—¿De verdad? —murmuré.
Axel dejó caer la mano de mi espalda, y yo sentí el frío. Quizás también la lluvia.
—¿Por qué no me lo has dicho antes? —continué diciendo tratando de sonar eufórica cuando la realidad es que sentí ganas de vomitar.
"¿Por qué no me lo has dicho antes de que mi mente pensara tantas tonterías, Axel?" Cerré los ojos durante unos instantes en los que me repetí las estupideces que podía pensar una cuando había bebido. Las mentiras que podía inventarse el cerebro sólo por pasar el rato. Eso había sido todo, una mentira. Una broma para entretenerme. ¿Cómo iba a pedirle que dejara el plan? ¿Cómo iba yo a sentir nada por él? ¿Y como iba él a sentir algo por mi? De repente me dieron ganas de reír, a pesar de que seguí sintiendo un extraño amargor en el fondo de mi corazón.
La tempestad se materializó del todo cuando Naia apareció a nuestro lado, con el pelo corto rizado en suaves ondas y los labios pintados de un seductor rojo. Fui incapaz de no observarla de arriba a bajo mientras agarraba delicadamente a Axel del hombro para llamar su atención. Como si yo no estuviera ahí. Como si Cayden no siguiera siendo su novio.
—Te estaba buscando.
Axel me observó visiblemente incómodo por el rabillo del ojo antes de responderle.
—Pues parece que me has encontrado.
Naia se rio agarrando su brazo para sujetarse.
—¿Puedes creerte que aún no he bebido nada?. ¿Me acompañas y así charlamos? —entonces pareció reparar en mí. —Si no estáis ocupados y no interrumpo, claro. —me dedicó la sonrisa más falsa que yo le había visto jamás.
Si Bethany era un demonio, ésta era su maestra allí en el infierno.
Pero por suerte yo era Lucifer.
—No te preocupes, hemos acabado. —dije devolviéndole la sonrisa.—Puedes llevártelo. Por cierto, ¿si ves a Cayden podrías decirle que le estoy buscando? El otro día me regaló las entradas de la fiesta y quiero ir a darle las gracias personalmente... Tienes un novio muy considerado, la verdad.
Los labios de Naia se fruncieron de una forma nada bonita. Uy, seguro que no quería oír algo así. ¿Cómo se me había podido escapar...?
—Sí que lo es, sí. —respondió por encima de la música que aún era lenta y armoniosa. —Si le veo, le diré que le buscas.
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La mala del cuento ©. [TERMINADA]
RomanceNo hay nada peor en el mundo que un corazón roto, y eso Emma Wallace lo sabe bien. Dos años después de que Cayden se apartara de su vida, Emma sigue sin ser capaz de superarlo. Lo ha intentado todo: sentir indiferencia, mirar hacia otro lado cuando...