19|| Los hombres son dramáticos

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ᴀɪᴅᴀɴ ɢᴀʟʟᴀɢʜᴇʀ:

Besé la mejilla derecha de mi mamá luego de haberme despedido de ella y salir de su cuarto, mi padre iba a llegar en cualquier momento, no deseaba encontrarmelo y apostaba que él tampoco a mí, mi anterior visita los dos terminamos discutiendo, ninguno de los dos había asumido su culpa y tampoco lo íbamos hacer.

Él y yo éramos demasiados iguales, aquello traía ventajas y desventajas a la vez, cuando era un niño fue más fácil, los dos nos entendíamos de maravillas, sabía que nos gustaba que detestabamos además yo intentaba ser su viva imagen, pero todo se fue al demonio cuando me volví adolescente; él y yo dejamos de congeniar, nos volvimos más distantes y yo demostraba con más fuerza mi rebeldía hacia él.

Igual de orgulloso y tercos, él moriría diciendo "A" y yo diciendo "B", cada uno en sus pensamientos e ideales sin importar que sean erróneas, ninguno de los dos iba a admitirlo.

Cuando salí de la casa de mis padres, fui directo hacia mi moto y subirme a este, me di cuenta que él venía caminando junto con su maletín, hací que solo arranque lo más rápido posible para no tener que estar escuchando sus reclamos que sabía que iba hacer lo primero que salga de sus labios cuando me vea.

Mi vida iba de mal en peor, todo me estaba saliendo mal, cuando fui a trabajar la vi por tercera vez consecutiva sentada en una de las mesas junto con su amiga, sabía para qué venía, de nuevo la iba a rechazar, no deseaba escucharla además no tenía ánimos, pero el problema era el mismo sin importar las ganas que ponía y tenía para odiarla y detestarla siempre cuando la veía parada frente mío, con una mirada de que decía "Perdón", hacia que recordaba por qué me llamó la atención desde el minuto uno.

Sus labios semi abiertos, me hacían entender una cosa estaba buscando las palabras necesarias y justas para empezar hablar pero aunque rebuscara en su diccionario mental siempre decía lo mismo:

—Por favor, déjame explicarte.

Lo decía con una voz tan sufrible que si lo decía unos tres días más posiblemente la dejaría que me explicara con lujo y detalle todo lo que me quería decir.

Yo siempre respondía con la misma corta y simple frase.

—Lo siento, estoy ocupado.

Ella y yo ya sabíamos la rutina que había después de esto, un poco de suplique por parte de ella, claro, ella enojada diciendo que era un egoísta —aquello si me dolía— y luego se iba, pero hoy fue diferente.

—¿No crees que es extraño?— preguntó haciendo que yo lo mirará confundido—, no es extraño para tí, ver como una chica de diecisiete años se va a casar ¿No se te hace extraño?

No lo iba a negar, aquello hizo que pensara por varios minutos pero luego le respondí con facilidad.

—En realidad, no, estamos en un mundo en donde si los chanchos volará no me parecería extraño —me encogí de hombros—, este mundo es un poco bizarro para decir verdad.

Aún no me sentía en condiciones para escucharla, aún me sentía dolido y mucho, ____ me había mentido, más bien, ocultado la verdad, creo que yo la hubiera escuchado sin ningún problema cuando ella y yo recién éramos amigos, lo hubiera entendido con facilidad, ahora no podía me sentía mal y traicionado. Siempre había escuchado decir a mi mamá que los hombres eran unos dramáticos aunque nosotros no lo queramos confesar al parecer si tenía razón.

Regresé a mi pequeña casa —si lo podíamos llamar casa— con ganas de comer y dormir, pero había un pequeño problemita estaba tan cansado que sin duda alguna no iba a cocinar para comer algo, además no tenía nada para cocinar, en mis planes no estaba ir a comprar, así que solo me agarré los dos panes que estaba en la mesa le unte mermelada y me hice una jarra limonada para luego irme directo hacia mi cuarto.

A las doce de la madrugada me desperté, sin saber el porqué o la razón, me había despertado, me levanté a la cama y busqué en mis vaqueros la caja de mis cigarros, sabía que lo había guardado en ahí, nunca olvidaría eso.

Cuando encontré mis cigarros y ya estaba empezando a fumar, mi celular empezó a timbrar, agarré mi celular mire la llamada: número desconocido, alcé una ceja, ¿Quién llamaba a esa hora? No iba a contestar.

«Si me llaman de nuevo, contestó, eso significa que es importante» pensé.

Tiré mi celular a mi cama y me senté en esta, unos minutos después de nuevo llamaron.

Agarré mi celular y contesté la llamada.

—Aló— dije.

—¿Hola? ¿Aidan?— la voz de una mujer apareció a través del celular.

Parecía estar ebria.

—Sí, soy yo ¿Quién habla?

—¡Oh! ¡Gracias a Dios!— exclamó la chica, haciendo que me confunda—, soy Alissa ¿Recuerdas quien soy?

Tristemente lo hago.

—Sí —respondí, en ese momento todas mis alarmas se prendieron—, ¿Le pasó algo a ____?

Me levanté, puse el altavoz y empecé a buscar mis zapatillas luego de haber apagado mi cigarrillo.

—Si bueno de eso quería hablarte, ___ y yo hemos venido a una fiesta. —Blanquee mis ojos.

—Al grano— la interrumpí.

Escuché un bufido por parte suya.

Esta bien, ___ está borracha, si la llevó a su casa sus padres me matan y si la llevó a la mía, los míos me matan y además llaman a los suyos para que me revivan y me maten de nuevo, así que ella me dijo que tú eras la única opción, más bien lo balbuceo.

—Entonces quieres que la recoja y la tenga conmigo hasta que esté bien, ¿Eso querías decir?

—¡Sí! ¡Vaya que inteligente eres! ¿Entonces?

—Mm no lo sé, creo que eres una mala amiga por dejarla aún chico que ni conoces, ¿Cómo sabes que no le voy hacer nada?

Escuché una risa irónica de su parte.

—Dejate de tonterias, además si te atreves hacerle algo, vas a estar frente a un juez pidiendo perdón por haber nacido, así de fácil, además ____ confía en ti, y yo lo intento hacer, intento creer que eres un buen chico sin la máscara de patán que demuestras.

¿___ confía en mí? ¡___ confía en mí!

Aquellas palabras hicieron que yo aceptará.

—Pasame la dirección por mensaje, voy a estar lo más rápido posible ahí.

Gracias— dijo para luego cortar la llamada.

Cigarrillos de Amor [✓] A.G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora