Capítulo 5

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Desde aquel incidente pasó más o menos un mes, un mes tan tedioso y tortuoso para ambos, se puede decir que no eran los mismos.

Yibo se hizó más seco con sus amigos y Zhan se volvió algo deprimente a la vista de los demás. Estaba triste y eso lo notaban todos.

Pocos se acercaban a ambos a preguntarles, y recibían de los dos las mismas respuestas.

- Preguntale a Yibo.

...

- Preguntale a Zhan.

...

- Nada.

...

- Nada.

Respuestas secas y llenas de dolor al pronunciar el nombre del contrario. No se daban la mirada ni la palabra, parecían unos completos desconocidos. Algo que hasta a los maestros les sorprendió.

Hoy Zhan regresaba tarde del entrenamiento por lo que Yibo ya estaba en el dormitorio esperando a que llegara para meterse a su cuarto y seguir su ritual de tirarse a la cama y mirar el techo hasta dormirse haya cenado o no.

El peli-negro estaba caminando por el campus a eso de las 7:30 de la noche, había obscurecido rápido pero poco le importaba. De pronto sintió una presencia como si alguien lo siguiera, volteó hacía atrás y a los lados pero nada.

- Zhan deja de alucinar - se dijó a si mismo.

Siguió caminando pero la presencia se hacía más cercana y escalofriante. De un momento a otro unas manos lo agarraron contra su voluntad, volteo a ver a su agresor y lo golpeo en la rodilla. Empezó a correr hacía los dormitorios pero cayó perdiendo el conocimiento por un dardo tranquilizante.

Su agresor había sido Ayanga, quien lo cargó y retiró el dardo de su nuca. Lo llevó lejos del lugar y lo dejó tirado en el suelo, esperando pacientemente a que despertara.

Yibo empezó a preocuparse un poco, ya iban a dar las 8:40 y Zhan no llegaba. Decidió marcarle a Ji Li.

- Ji Li.

- Oh Yibo que pasa?

- No esta Zhan contigo?

- No...No aparece?

- Tranquilo, esta bien, gracias - colgó.

Buscó el contacto de Zhan y lo llamó. Esperó pero no respondió, volvió a hacerlo dos veces más y nada, eso lo estreso.

Se paró y jaló sus cabellos desesperado, no iría a ningun lugar, y sólo podría estar con Ji Li. Llamo a Zhuo Cheng en seguida poniendose una sudadera y sus tenis.

- Qué horas son estas? Este es un lugar decente.

- Zhan no aparece.

- Espera que?

- Debio de haber llegado hace una hora pero nada.

- Idiota, busca por el ala sur, le diré a Yubin que busque por el este y yo por el norte.

- Gracias.

Colgó la llamada y salió corriendo del lugar, al parecer íba a empezar a llover.

En el viejo salón desocupado de la parte más obscura del campus, Zhan estaba despertando algo mareado y molesto. Empezó a recobrar el conocimiento encontrándose con una cara familiar.

- Qué hago aquí? Qué haces tú aquí?!

- Con calma ZhanZhan, me dolió la patada que me diste. Esta es mi venganza por no quererme y preferir a ese alfa que mira - le mostró su mejilla y abdomen - solo me golpeó sin sentido.

- Sin sentido, Yibo no haría eso jamás.

- Claro que lo hizó.

- No te creo.

- Aah que bien lo conoces, lástima que no este aquí para salvarte, lo admito, me golpeó con intensión porque yo lo provoqué pero eso es lo menos importante ahora.

Zhan se empezó a parar, pero cayó en sus rodillas. Se sentía mareado y no podía aquilibrarse bien.

- Qué diablos me diste?

- Es un sedante muy fuerte, ahora estas despierto pero no puedes hacer mucho, que bonitas son las cosas.

Ayanga se empezó a acerca a Zhan, este retrocedió hasta chocar con la pared. Ayanga empezó a tocarlo y Zhan le dio una bofetada donde tenía la marca del golpe.

- Es por el sedante? No, te recuerdo, solo eres un omega, un lindo, frágil y débil omega, esto no me hace daño - sacudio su mejilla con una sonrisa ironica.

- Alejate!

- No hay un final felíz para ti, menos para ese alfa.

Agarró sus manos bruscamente pegandolas a la pared y empezó a dejar marcas sobre su cuello, Zhan empezó a sollosar y a intentar liberarse sin ningún éxito, el sedante le impedía hacer movimientos bruscos.

- Yibo - susrraba - Yibo.

- El no vendrá! Cállate! Todo sería diferente sin él! - le dió una bofetada - si él no hubiera existido, me amarias - asentia con demencia - me amarias!

- No! Ni aunque fueras el unico sobre la tierra.

- Suspiro - Bueno solo me queda, disfrutar.

Ayanga prosiguió a rasgar su camisa y seguir dejando marcas por su cuello, clavícula y ahora pecho. Zhan empezó a ver borroso, y por alguna razón se imaginó a Yibo haciendole eso, prefería mil veces eso de el.

Se dijó "sólo quiero que el haga esto". Hasta estraño como jalaba sus mejillas, siempre le molestaba pero ahora lo anhelaba.

Yibo corría desesperado gritando y buscando por todos lados. Según los imformes de ambos chicos, no estaba ni en el norte o en el este. Fueron al oeste y nada. El siguió hasta llegar al lugar donde había golpeado a Ayanga la ultima vez, sintió una pulsación en su pecho, algo le decía que estaba cerca.

Zhan empezó a reaccionar de nuevo, podía sentir que Yibo estaba cerca, así que pensó en hacer tiempo. Con todas su fuerzas le dio un cabezazo a Ayanga y este se separó de él sobando la parte dañada.

El peli-negro empezó a gatear hacía la puerta, pero unos brazos lo jalaron provocando que su cuerpo cayera al piso frío.

- Ah Maldito! De esta no te salvas! - Ayanga se coloco sobre él y siguio con el acto metiendo sus manos por debajo de la camisa.

Yibo vió aquel callejón obscuro y nada, empezó a buscar la puerta del salón. La encontro pero vió que estaba con llave, en un ataque de irá empezó a golpearla hasta que se abrió.

Vió a Zhan tirado en el suelo llorando y a Ayanga encima de él. Su mirada se tornó obscura, la más obscura y escalofriante que pudo haber tenido jamás. A pasos largos tiró de los cabellos a Ayanga y lo aventó lejos de Zhan, se colocó encima de el y empezo a golpearlo.

Sus puños se pusieron rojos y llenaron de sangre, no tenía conciencia. Reaccionó hasta que Zhan se acercó a él y detuvo su brazo gentilmente. Ayanga no reía, no hablaba no había expresión en su rostro lleno de sangre. Estaba noqueado.

Yibo se giró hacia Zhan para verlo, se veía terrible, una de sus mejillas estaba roja y sus ojos estaban llorosos, su camisa toda rasgada y su cuerpo tembloroso.

 You Really Got MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora