Él nos unió

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ÉL NOS UNIÓ

Capitulo primero: “ BETTY, PIDE UN DESEO”

Era la décima pelea, al menos, en las ultimas semanas que Betty mantenía con su padre, ya se había hecho habitual, que todas las mañanas antes de salir al trabajo ella y don Hermes mantuvieran estos rifis-rafes.

DH – pero usted que se creyó jovencita que va a salir de esta casa, una casa decente, con esas pintas- don Hermes miraba censurador la vestimenta de su hija- pues esta usted bien equivocada y ya puede estar quitándose esa ropa y colocándose esas falditas tan bonitas, y sobre todo decentes, oiga bien señorita, decentes, que usted solía vestir.

B- ya papa, no sea así, voy vestida como la gente normal - algo cansada de oír todos los días los mismos reclamos- no como iba antes, que parecía ropa del siglo pasado. A demás ya me deshice de ella así que no le queda mas remedio que aceptar que ahora iré así todos los días.

DH- como así Julia- dirigiéndose a su mujer que presenciaba la discusión desde la puerta del comedor- es cierto que esta niña tiro su ropa, no es posible, pues mire a ver si tiene algo menos escandaloso que ese pantalón tan…….tan ……pegadito, que no deja nada a la imaginación.

B- ahí papa, no exagere, solo son unos vaqueros todo el mundo los lleva y ya esta bien de tanta charla que se me escapara el bus y llegare tarde al trabajo, chao.

DH- todo el mundo, todo el mundo, usted no es todo el mundo, usted es una señorita de familia, me oyó mija……- Betty había salido corriendo para tomar el bus y sobre todo para dejar de oír a su padre- y no corra, vio usted Julia esta niña esta bien cambiada, no se yo ese trabajo, claro en ese mundo de la moda que podíamos esperar, ay Julia esto que poco me gusta ya sabe usted que “el diablo es puerco, tapa y destapa” Julia.

DJ- ya Hermes no sea más cansón con la niña – Julia estaba harta de escuchar siempre igual a su marido- ella tiene razón, ya era hora de cambiar de ropa y de aspecto, y yo creo que el trabajo en esa empresa le vendrá muy bien, así que déjela en paz y no la atosigue más.

Don Hermes se despidió de Julia con un gesto algo enfadado, dijera su esposa lo que dijera a él no le gustaba nada que su niñita, cambiara tanto, no señor no le gustaba nada.

Pero para Betty ya no había vuelta atrás en su vida, apenas cumplió los veinticinco años, tomo la clara decisión de cambiar radicalmente su vida y su actitud frente a ella.

Desde que nació sus padres la habían sobreprotegido, era hija única y vino al mundo años después de que sus papas se casaran cuando ya casi habían perdido las esperanzas de tener hijos, así que cuando Betty nació se convirtió en la alegría y el orgullo de sus padres.

Su infancia paso, entre casa y el colegio religioso femenino, donde estudio, y de donde no salió hasta que ingreso en la Universidad, pero para aquel entonces Betty era tan tímida y apocada que el cambio la afecto bastante, en el colegio estuvo siempre protegida por las hermanas, pero la Universidad era un mundo nuevo que ella no conocía y al que temía asomarse, así que se recluyo con sus libros y durante los años que estuvo en la Universidad apenas hizo amistades y la biblioteca se convirtió en su lugar preferido.

De ese tiempo apenas guardaba algún que otro recuerdo agradable pero poco más. Ella no iba a fiestas universitarias, no salía con amigas y mucho menos claro esta, con chicos.

Cuando salía de clase su padre la estaba esperando fuera, para llevarla a casa, el también la llevaba por la mañana hasta la puerta de la facultad y si algún compañero de clase salía charlando con ella, las miradas de don Hermes, conseguían de inmediato que el muchacho perdiera cualquier interés en la amistad con Betty.

Historias de Betty, la fea. IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora