Capítulo No.783

45 12 2
                                    

Capítulo 783 

Sudando copiosamente, Marco corrió hacía donde estaba el Coronel. Una nueva emergencia estaba sucediendo. Al ser un militar, ya había pasado por muchas situaciones de este tipo. También había sido perfectamente entrenado para estar siempre listo en tales emergencias, pero aún tenía mucho que aprender.

Ya que pertenecía a la comitiva de Saeng, y las misiones que se les asignaban siempre eran de alto riesgo. Al ser un destacado oficial así como el Coronel más joven de ciudad S, Saeng era famoso por su valentía.

Le gustaban los desafíos, así que era común que tomara misiones con grandes riesgos. Y hacía todo lo que posible por cumplirlas sin tomar en cuenta su propia seguridad. Se había ganado cada una de sus condecoraciones, pero también había puesto su vida en riesgo muchísimas veces.

Marco jamás podía ser demasiado cuidadoso cuando se trataba de Saeng. Conociéndolo, sabía que tenía que apresurarse o estaría en problemas si llegaba tan solo un minuto tarde. De camino hacia allá, escuchó un fuerte eco de disparos a través de las colinas.

Por lo que Marco comenzó a sentirse nervioso. Su cabello se erizó y todo su cuerpo se puso tenso. ¡La situación era peor de lo que había imaginado! El Coronel debía encontrarse en gran peligro.

En el pasado, había resultado herido porque él no se encontraba a su lado. Esta vez, no podría soportar el pensar siquiera que lo hirieran, estando tan cerca de él. Además, no sabría cómo lidiar con la ira de Hyun si permitía que su amado esposo saliera lastimada de nuevo.

Por lo que, sin importar el dolor que sentía por las ramas y espinas que rasgaban su piel, continuó corriendo. En repetidas ocasiones, por poco cayó a causa de las abundantes ramas que se encontraban debajo de sus pies. Aún así no se detuvo. Hasta que finalmente logró encontrarlo.

Al menos en esta ocasión podría ayudarle. La situación de Saeng pronto tornó más difícil. Parecía estar rodeado de peligro, mientras que las balas continuaban llegando por todas partes. Tenía que cambiar de escondite constantemente para poder mantenerse a salvo. A pesar de que era bastante hábil en combate y lo suficientemente ágil como para cambiar de posición continuamente, las balas seguían dirigiéndose hacia él sin piedad. Ni siquiera una pequeña y ágil liebre podría haber evitado que le dispararan tantas balas de esa forma.

En varias ocasiones, Saeng estuvo a punto de salir herido. Lo peor era que no tenía un arma para poder contraatacar. Lo único que le quedaba era resguardarse, para evitar la ráfaga de disparos e intentar mantenerse con vida el mayor tiempo posible hasta que Marco y los otros soldados llegaran para ayudarlo a salir de esa situación.

"Coronel, ¿se encuentra bien?"
Preguntó Marco con preocupación. Finalmente, logró llegar hasta Saeng, quien ya se encontraba exhausto. Al ver que estaba bien, dejó escapar un suspiro de alivio, y le arrojó a Saeng su arma para que pudiera defenderse. Por fin podría usar todas sus habilidades de combate contra esos bandidos.

Era momento de mostrarles a esos traficantes lo que realmente era capaz de hacer. Estaba claro que Saeng no sería derrotado tan fácilmente.

"Estoy bien. Pero sus jefes han logrado escapar. Necesito ir tras ellos ahora mismo. ¡En cuanto te dé la orden, activa el protocolo de máxima emergencia inmediatamente! Asegúrate de capturarlos a todos. Recuerda, no los mates si no es necesario".
Ordenó Saeng rápidamente.

Con Marco apoyándole, pudo darse la vuelta y escapar con éxito. Corrió hacia donde Yama había huido. ¡Tenía que capturarlo inmediatamente! De no ser así, habría un sinfín de problemas, no solo para la sociedad sino para el país e incluso para el mundo. Así que tenían el tiempo en su contra.

Cada segundo contaba. Todos se estaban jugando la vida en este combate. Nadie quería perder, pues eso resultaría en su muerte. Sabiendo que los traficantes de drogas conocían cuán severas eran las consecuencias de sus actos, Marco no dudaba que sería una feroz batalla.

Una pelea sin la más mínima compasión. Por lo que decidió seguirlo de cerca, en caso de que necesitara ayuda si se encontraba en problemas. Se trataba de un grupo considerable de traficantes, y cada uno de ellos tenía al menos un arma en la mano. Era posible que el Coronel no pudiera enfrentarlos a todos al mismo tiempo. A pesar de ser extraordinario, no dejaba de ser una persona de carne y hueso.

La montaña estaba cubierta de hierbas altas, ramas, espinas e incluso de arbustos. Los narcotraficantes no esperaban un escenario tan complicado, pues los obstáculos naturales les obligaban a bajar su ritmo. Claramente, no los habían entrenado para correr y esconderse en las colinas con tantas trabas, por lo tanto no sabían qué hacer en esta situación, excepto correr sin rumbo fijo. No estaban preparados y habían sido puestos sin previo aviso en esa situación de emergencia.

Por el contrario, Saeng sí había sido entrenado para este tipo de situaciones: sobrevivir en la naturaleza, perseguir a enemigos, lidiar con delincuentes, rastrear y no permitir que lo siguieran, etc. Afortunadamente, esta enorme diferencia entre sus habilidades e inteligencia le dio a Saeng la oportunidad de llegar a ellos rápidamente.

"¡Nadie se mueva! ¡O dispararé!"
Les ordenó Saeng. Se había dicho a sí mismo que, mientras obedecieran, no dispararía para herirlos. Tal como la orden que le había dado a Marco: no habría asesinatos a menos que no hubiera otra opción. Sabía las consecuencias que podría haber después de su advertencia, pero aun así trató de persuadir a los delincuentes para que se detuvieran. Sin embargo, ignoraron totalmente sus órdenes, se dieron la vuelta y continuaron disparando.

Era obvio que no tenían intenciones de rendirse tan fácilmente. Saeng respiró profundamente, cerró un ojo para apuntar a su objetivo y disparó sin dudarlo. Sin embargo tuvo cuidado para evitar matarlos. En cambio, disparó a su mano derecha, misma que sostenía la pistola para asegurarse de que no levantaría un arma para atacar nuevamente. Yendo detrás de Saeng, Marco tampoco lo hacía mal.

Cuando varios traficantes dejaron caer sus armas, él logró derribar algunos más. Coordinados perfectamente el uno con el otro, en tan solo un instante Saeng y Marco les habían disparado a todos menos a Yama.

Los narcotraficantes alcanzados cayeron al suelo sosteniendo sus manos heridas, gritando de dolor. No había nada más que pudieran hacer. Sin embargo, mientras Yama aún se encontraba de pie frente a ellos, Shura había escapado desde hacía mucho tiempo. Probablemente habría huido en la otra dirección.

"Marco, ¿está bien si te dejó aquí? ¿Puedes encargarte de la situación?"
Le preguntó Saeng. Todo su cuerpo estaba cubierto de maleza y fango.

"¡Sí, Coronel! ¡Usted también cuídese!"
Respondió Marco. No le importaba encargarse de un traficante, ya que la seguridad de su Coronel era su máxima prioridad.

"¡Por supuesto! Sé cómo protegerme. Tendré cuidado".
Respondió Saeng, asegurándole. Ya que no quería que se preocupara demasiado. Siguió un camino diferente para ver si podía encontrar a Shura.

Podía saber sin siquiera mirarse que tenía varias heridas menores en su cuerpo, que habían sido provocadas por las espinosas enredaderas. Tan solo podía sentir profundamente las punzadas en su piel, especialmente porque estaba sudando mucho. La sal de su sudor aumentaba el dolor aún más.

Ignorando esa sensación tan incómoda, Saeng se centró en la misión. En cualquier caso, se trataba de heridas leves que no eran graves ni demasiado importantes. Había experimentado dolores mucho más fuertes en el pasado. Como oficial militar, estaba acostumbrado a eso. Era parte de su trabajo. Y su rendimiento no debía verse afectado a causa de esto.

Un verdadero amor.  4a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora