Capítulo 13

366 21 0
                                    

"Cambio de planes"

Cassian Heidrich.

El tiempo en la mafia es tan efímero como los días pasar. Uno detrás de otro. Monotonía.

Hacer misiones resulta divertido, intrigante y peligroso. Nunca sabes cuando no saldrás vivo de una de ellas. Puede haber misiones de distinto tipo, y justo la que estoy realizando últimamente me aburre. Las ganas de abandonar, o de tomar un rumbo distinto a como se desenvuelve, pero no puedo.

Agarro la copa de Whisky y doy un largo trago. Mi garganta arde, pero el sabor amargo resulta satisfactorio. Un chute de energía para soportar la misión que se desata ante mis ojos.

Raina baila, baila y baila.

Lo hace jodidamente bien y eso me enloquece hasta un punto que nunca pensé experimentar. Aunque no soy él único. Todos en la sala babean por tener un pedazo del cuerpo de ella, en especial Enrico.

Sorprendentemente, no falta ni un solo día a las reuniones que habitualmente teníamos Dominik, Gerald y Conrad. Ahora viene cada noche. Y eso es bueno, Raina es buena en su trabajo a pesar de ser un jodido grano en el culo. Ella lo hace bien.

Enrico no pierde ojo de los movimientos de ella. Yo tampoco lo haría, pero el que sea tan testaruda por una respuesta banal sobre porque le mentí hace que ambos nos privemos de disfrutar el uno del otro.

Y lo peor es que no lo hace por miedo, si no por orgullosa.

Ella y su maldito carácter de mierda.

Sé que me mira de vez en cuando. Le gusta tener las miradas de todos, le gusta seducir y cautivar a cada persona que haya delante. Le gusta tener mi atención para luego hacerme saber que no me va a permitir tenerla.

Yo también sé jugar.

Pongo toda mi atención en Beatrisa, una chica rubia y delgada. Pocas curvas y cero tinta en su cuerpo. Todo lo contrario a Raina. Mientras que esta última tiene cara de perra y puede intimidar fácilmente con su presencia, la primera es pura inocencia y bondad. Las más malas, pues no las ves venir.

Siempre me ha gustado su forma de bailar, su actitud ante cada hombre que la desea, pero que solo se rige a lo estrictamente profesional. O eso hacía, hasta que me propuse llevarla a la cama. Desde entonces, hace ya más de dos años, estamos en un juego peligroso. Acostarnos cada vez que queramos, pero sin mantener una relación.

Es un ganar-ganar.

— Propongo hacer un cuarteto.

— Ni en tus sueños más húmedos te dejaré tocar a Freya, Dominik. — Enrico lo fulmina con la mirada.

Freya, así se hace llamar en el Pub.

Diosa de la lujuria.

Y ciertamente un buen nombre, totalmente acorde con toda la lujuria que desencadena cuando ella misma se lo propone.

— Jo jefe no es justo, debes compartir. — Replica mientras casi babea mirando a Raina. — Es demasiado para un hombre solo.

— No la veo quejarse cuando pasamos las noches juntos. — Alardea.

Dom bufa resignado ante la posesividad de Enrico. Gerald y Conrad discuten sobre algún tema irrelevante sin prestar demasiada atención a las chicas que bailan, y yo solo me limito a beber. Un vaso detrás de otro.

Me levanto del cómodo sillón en el que me acople cuando llegué y voy hacia la barra. Pido un nuevo vaso que me bebo de un tirón, para luego seguir hasta tomar tres seguidos. Mi aguante hacia el alcohol es alto, llevo tantísimos años bebiendo que muy pocas veces me hace efecto, incluso me cuesta llegar al punto de estar algo achispado.

Mafia Alemana | Herederos 1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora