Capítulo 29 - Juntos

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Me quedo quieta hasta que ellos me arriban. Axl se acerca primero y me saluda con un beso en la mejilla.

—¿Qué está pasando? —le pregunto en voz baja.

—Él tiene que hablarte de algo —indica, sosteniendo mi rostro con sus manos—. Vayamos a casa primero.

Cuando Axl se aparta, cargando con la pequeña maleta para dirigirse a la salida, yo permanezco inmóvil mirando a su padre.

—Shailene... —me saluda, incómodo.

No sé qué sentir con respecto a él.

—Martin —asiento—. Debemos irnos.

Giro sobre mis pies para seguir a Axl, quien ya va unos buenos pasos por delante de nosotros.

La repentina llegada de Martin me hace sentir extraña. Más aún por el hecho de que Axl dijera que él va a decirme algo. ¿Es que ya sabe dónde está mi madre? No puedo pensar que se trate de ningún otro tema el que él quiera hablar conmigo.

Estoy nerviosa.

Dejo que Axl conduzca mientras que su padre está sentado en el asiento del copiloto y yo me encuentro hundida en la parte trasera del Challenger, mordiéndome las uñas en silencio.

Quiero hacer muchas preguntas, pero también tengo miedo de las respuestas. Es complicado.

Cuando llegamos al edificio, y luego mientras subimos las escaleras en lo que es un realmente incómodo silencio, mi mente sigue torturándome sobre lo que sea que Martin quiera decirme.

Una vez que entramos al apartamento ya no puedo soportar el no saber, rompo el silencio con valentía, dispuesta a salir de la incertidumbre.

—Habla ahora, Martin. Solo dímelo —le digo, cruzándome de brazos.

Él y Axl intercambian una mirada, el mayor se pasa una mano por su cabellera, con una mueca, y se acerca a mí. Pone su mano en mi codo y señala hacia las sillas del pequeño comedor.

—Deberíamos sentarnos —indica, cansado.

Miro a Axl y él asiente, así que le hago caso a su padre. Nos sentamos uno frente al otro, mientras que Axl se posiciona detrás de mí. Sus manos en mis hombros hacen un pequeño masaje que me ayuda a sentirme ligeramente menos tensa.

Martin inhala y exhala ruidosamente, sus ojos fatigosos se posan en los míos.

—Escuché lo que Amanda les dijo de tu madre —dice, pellizcándose la nariz bruscamente y enarcando las cejas.

Parece indeciso.

—Tú y mi madre hicieron un bebé —comento, como si no fuera descabellado—. Ella está embarazada y desapareció. Tú quieres encontrarla al igual que yo, pero ya te dije que no sé dónde está.

Las manos de Axl se tensan un poco en mis hombros. Sé, por la mirada de Martin, que fui lo suficientemente ruda con él por primera vez en mi vida. No estoy orgullosa, solo me cuesta trabajo controlar mi boca en este momento.

—Te creí cuando dijiste eso —me asegura—. No se trata de ese asunto. Hay algunas cosas que tienes que saber, Shay.

—Estoy escuchando.

—¿Tu madre te ha dicho algo sobre ese embarazo?

Entorno los ojos, mirándolo con cautela.

—No, ciertamente no —confieso, recelosa.

Él asiente.

—Tu madre no puede tener hijos, Shay.

Parpadeo, confundida.

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